Película ‘Destrucción’ apuesta a nuevos lenguajes y nuevas formas de contar

Desde finales de la semana pasada entró en la cartelera cinematográfica venezolana el filme titulado en español Destrucción, de la directora estadounidense de origen japonés Karyn Kusama, protagonizada por la australiana Nicole Kidman en un rol que la coloca, sin lugar a dudas, como una de las mejores intérpretes de esta época.

Tanto en su planteamiento como en su puesta en escena, su estética y su estructura narrativa, Destrucción es una propuesta audiovisual que apuesta a las nuevas formas de expresión, de contar historias por medio del séptimo arte sin ser propiamente experimental.

LA “ACCIÓN” VA POR DENTRO

El filme que se pasea por una amplia variedad de géneros y estilos que van desde el drama familiar hasta el suspenso sicológico, sin descontar sus características de filme noir, policial e indie, en una búsqueda de alejarse de las pautas convencionales, sin dejar de ser entretenida, cuenta desde una mirada muy femenina la historia de Erin Bell, encarnada por Nicole Kidman, una detective atormentada, perseguida y carcomida por su errático pasado, marcado especialmente por su participación como agente infiltrada en una banda criminal, dedicada al robo de bancos, entre otros delitos, liderada por el despiadado Silas, interpretado por Toby Kebbell.

A pesar de lo que tal vez pueda dar a entender su sinopsis y quizás sugiera su nombre, Destrucción no es una película de acción, aun cuando está ligeramente chispeada por este género. Por el contrario, la fuerza de la cinta está en su eficacia en mostrar la devastación interna de la protagonista, demolición que se acentúa en la medida que regresa sobre sus propios pasos, no para enfrentar su pasado y recuperar aquello que sabe completamente perdido, sino para terminar de caer en el abismo que hizo de su vida y acelerar esta caída con el dulce amargo de su venganza.

SIN HÉROES NI HEROÍNAS

Destrucción puede ser catalogada como una película compleja, pero no críptica, que no es del todo complaciente con la audiencia, pero tampoco demasiado exigente. Como otras propuestas en cartelera que apuestan a un lenguaje novedoso esta historia construye sus propios códigos, especialmente en el particular manejo de la línea de tiempo.

De hecho, buena parte de la película es un extenso racconto (dentro de la que hay a su vez otras retrospectivas) que no se marcan al espectador. Y a fin de cuentas, a pesar de que esta manipulación temporal potencia la sorpresa y mantiene el interés en la historia, esta estructura narrativa logra pasar un poco por debajo de la mesa ante la fuerza del conflicto interno de Erin Bell, un personaje tan particular como el resto de esta película en la que casi la totalidad de los personajes principales son villanos, comenzando por la propia detective, una mujer que lucha, principalmente, contra sí misma

No obstante, a pesar del “desorden temporal” que van y viene desde y hacia diferentes segmentos de la circunferencia, la cinta mantiene una circularidad milimétrica, con un comienzo y un fin en el mismo plano.

EL PECADO

La historia no solamente se concentra en la hecatombe generada en la interioridad de Erin Bell a raíz de una pésima decisión en el plano personal. La película muestra además, desde una perspectiva muy femenina, cómo esa elección influye de manera determinante, como un potente virus, en todos los aspectos de su existencia y la despoja de todas las herramientas anímicas y emocionales para manejar cualquier situación.

De todos esos tipos de invalidez, tal vez la que más le pesa a la protagonista es la imposible relación con su hija adolescente.

Apoyada por un impresionante trabajo de maquillaje que la despoja de toda su frescura y belleza, Kidman logra desdibujarse por completo para ser poseída por el personaje. De hecho, algunos medios estadounidenses se atreven a marcar esta interpretación como la “más impactante” en la carrera de la australiana.

Incluso la directora Karyn Kusama confesó a medios internacionales que Kidman logró sorprenderla. “Tenía una idea equivocada de ella, tal vez por su belleza clásica o sus roles, de una de esas intérpretes que entra en el papel solo las horas necesarias. Sin embargo, para esta película se ha hecho actriz del método. Llevaba a Erin siempre consigo. Debe de ser extenuante vivir instalada en esa desesperación”, cita una nota del diario El País, de España.

T/ Luis Jesús González Cova
F/ Archivo CO
Caracas