En una cartelera de cine como la venezolana, dominada en un alto porcentaje por la industria estadounidense, es extremadamente complicado observar alguna obra audiovisual de cualquier otro país, salvo en los casos de algunos festivales y muestras de pocas semanas de duración, concentradas en localidades determinadas.
Incluso los filmes extranjeros ganadores del Oscar, premio de amplia popularidad a escala internacional y creado exclusivamente para premiar la cinematografía de Estados Unidos, difícilmente llegan a nuestras salas.
En algunos casos, aun cuando alguna película gana un premio internacional, previo al de la Academia estadounidense, menos conocido y popular que el Oscar, los distribuidores y los exhibidores muchas veces no se atreven a arriesgarse a proyectarla en los cines de Venezuela, y luego, si finalmente la obra gana la famosa estatuilla dorada, es demasiado tarde para adquirir los derechos de difusión.
En la edición de los Oscar de este año el premio a la mejor película en lengua no inglesa lo mereció Ida, la primera película polaca de la historia en recibir este galardón. La pieza, dirigida por Paweł Pawlikowski, ya se había proyectado en nuestro país, en ocasión el Festival de Cine Judío realizado en noviembre de 2014, cuando se programaron unas 15 funciones en Caracas, Mérida, San Cristóbal, Maracaibo y Trujillo. Por la buena acogida del público la película tuvo otras pocas presentaciones más, en un número reducido de salas, gracias al apoyo de la Embajada de Polonia en Venezuela.
Sin embargo, no contó con una distribución convencional, de manera que la mayoría del público venezolano no tuvo la oportunidad de apreciar este filme de corte histórico, que cuenta una parte de la historia de Polonia, un país con una relación ininterrumpida con Venezuela desde hace más de 80 años.

MÁS QUE EL OSCAR
Además del Oscar a la mejor película extranjera, Ida mereció el Goya español, el Bafta británico y varias categorías en los premios del cine europeo, entre otros reconocimientos. En palabras del embajador de Polonia en Venezuela, Piotr Kaszuba, durante una presentación de la película ante la prensa, la producción “ha dado la vuelta al mundo con su belleza y profundidad difundiendo algunos aspectos de la historia de Polonia”.
La obra de Pawlikowski, estrenada en salas comerciales de su país en octubre de 2013, está ambientada en 1961 y cuenta la historia de Anna, una joven que vive desde niña en el convento donde luego se convirtió en novicia.
Ya a punto de ofrecer sus votos para ser definitivamente monja, la Madre superiora la conmina a enfrentarse con sus raíces. En los registros de la institución eclesiástica solo tienen las coordenadas de una tía de la aspirante a religiosa quien nunca quiso ir a buscarla. “No ibas a ser feliz conmigo”, se justificó Wanda, una dura jueza estalinista tía de Anna.
Wanda es una figura completamente opuesta a la protagonista, se entrega con facilidad a los placeres mundanos, quizás para olvidar su pasado y sus conflictos morales y políticos.
Gracias a este personaje, Anna se entera de su oscuro pasado: resulta que su nombre verdadero es Ida Lebenstein, la única sobreviviente de una familia judía; el resto murió durante la ocupación nazi, cuando en Polonia el hecho de ocultar o proteger a un judío era un delito castigado con la muerte.
VESTIGIOS DEL HORROR
En opinión del embajador Piotr Kaszuba, Ida, el personaje, representa la inocencia de un nuevo país que se renueva tras la guerra, anclado en la tradición católica de Polonia.
Por otra parte, además de la historia particular de las dos mujeres Ida deja entrever importantes aspectos de la historia polaca y europea, “especialmente la época de los crímenes judiciales del estalinismo, que no es tan conocida”.
La película no tiene ninguna intención documental ni toma como base algún hecho real.
Sin embargo, “la vida de los dos personajes, de alguna manera, representa los tiempos de la ocupación y el estalinismo”, señaló el diplomático.
Durante la proyección para la prensa organizada principalmente para celebrar de alguna manera el Oscar, Piotr Kaszuba contó que el director, Paweł Pawlikowski, descubrió a la protagonista Agata Trzebuchowska en una cafetería de Varsovia.
La dama, dijo el embajador, no tenía ninguna experiencia artística ni deseos de ser actriz.
Aun así fue capaz de reflejar en su rostro la inocencia de una joven que descubre el mundo. Junto a ella, en el papel de Wanda, está la experimentada actriz polaca Agata Kulesza, quien imprime a su personaje los numerosos matices que requiere su compleja biografía.
LA BELLEZA DEL BLANCO Y NEGRO
A lo largo de la historia, que en ocasiones se convierte en una road movie, cambia la relación entre ambos personajes y la de ellas con su entorno. Sus marcadas diferencias y contrastes se difuminan a lo largo de la historia y se convierten en una especia de alter ego la una de la otra.
Aguda, irónica y precisa, Ida no muestra diálogos de relleno, cada palabra cuenta y no se repite. Cada frase da alguna clave; por supuesto, unas más que otras, como “a tu Dios le gustan las personas como yo”, dice Wanda al evocar un poco a María Magdalena, o la más contundente y definitiva, cuando la tía le dice a la novicia que renunciar a un placer, si no lo conoce, no es ningún sacrificio.
Desde el punto de vista estético Ida está hecha al estilo del cine europeo predominante en la época que muestra. Un blanco y negro que aumenta la belleza de sus particulares y depuradas composiciones y en cuadres, además de un formato de proyección casi cuadrado(proporción 4:3), le imprimen mucho más fuerza y tensión a la historia.
La película será propuesta por la Embajada de Polonia para la edición número 11 de la muestra de cine europeo, Euroscopio, que usualmente se realiza el último trimestre del año. Además, aunque ningún distribuidor ha manifestado interés en volver a adquirir los derechos de la obra para exhibirla en los circuitos comerciales de Venezuela, el Embajador de Polonia en Caracas comentó que la delegación diplomática está dispuesta a respaldar cualquier intención para difundir el filme.
“La película fue mostrada en noviembre en Venezuela y ahora que le fue otorgado el Oscar podemos repetir las proyecciones de esta película si hay interés de los venezolanos. Nosotros estamos dispuestos a promover este filme porque muestra la historia tan compleja de Polonia”, declaró Piotr Kaszuba.