EEUU amenaza a los soldados que busquen consultar los documentos|El Pentágono pretende callar a Wikileaks

Tenemos la responsabilidad de difundir esta información al mundo y al pueblo afgano”, corroboró Julian Assange

La semana pasada se registró “una cascada creciente de amenazas legales contra Wikileaks, lanzada primero a través de los medios dominantes que, junto con su Estado patrón, están obviamente resentidos por el azote de acceso incontrolado a la información”, denuncia Maxilian Forte, profesor de antropología en la Universidad Concordia, en Montreal, Canadá.

En un artículo publicado en Rebelión, Forte hace un recuento de la política de acoso emprendida por el Pentágono contra Julian Assange, periodista, programador y activista australiano.

La página Wikileaks publicó, en julio pasado, 76.000 documentos militares de la invasión contra Afganistán; según anunció esta semana su fundador, Julian Assange, divulgará al menos la mitad de los 15.000 que todavía tiene en su poder, reportaron agencias de noticias.

Los papeles revelan nuevos detalles sobre muertes de civiles, la existencia de fuerzas secretas especiales dedicadas a “cazar” a dirigentes insurgentes y la preocupación de que los servicios paquistaníes de inteligencia podían estar ayudando a los talibanes.

Un reporte de EFE, del domingo 15 de agosto, refiere que el comandante en jefe de las tropas de Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte en Afganistán, el general David Petraeus, consideró “muy reprobable” la filtración de documentos clasificados sobre la guerra de Afganistán por parte de la página web Wikileaks. El general, reseña la agencia de noticias, señaló que ha comprobado que “hay nombres de fuentes y en algunos casos hay nombres reales de los individuos con los que nos hemos asociado en misiones difíciles, en lugares difíciles”. “Obviamente, eso es muy reprobable”, dijo en una entrevista con el periodista David Gregory grabada en la capital de Afganistán, Kabul, para el programa Meet the Press de NBC.

El Pentágono abrió una investigación, en la que participa también la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), para identificar a la persona que filtró los documentos a Assange. Petraeus consideró que la filtración ha sido “una traición a la confianza”.

LA VERDAD SOBRE LOS CRÍMENES

En una rueda de prensa desde Londres, realizada a fines de julio, Assange dijo: “No tenemos ninguna razón para dudar de la fiabilidad de estos documentos”. Nunca “hemos publicado información que no estuviera contrastada o revisada”.

Assange, quien fundó Wikileaks hace tres años, subrayó que estas revelaciones “determinarán la manera en la que entendemos como han sido estos últimos años de guerra y cómo se tiene que cambiar la manera en la que se afronta”.

El material proviene de unidades regulares del Ejército de Estados Unidos, enfatizó el vocero. “El auténtico material es que la guerra es una cosa maldita detrás de otra. Lo importante son los continuos pequeños eventos, la continua muerte de niños, de insurgentes y de fuerzas aliadas”.

Assange, tal como lo informó EFE, hizo hincapié en la operaciones de la llamada Task Force 373, un escuadrón de la muerte de las fuerzas especiales estadounidenses, encargado de asesinar a personas incluidas un una lista cuya configuración era arbitraria.

“Mataron al menos a siete niños y a otros inocentes”, denunció. Señaló también que algunas personas eran incluidas en la lista negra “por recomendación de Gobiernos locales u otras autoridades con pocas pruebas y sin supervisión judicial”.

El pasado fin de semana, el informático australiano participó en un seminario en Suecia. Allí ratificó su propósito de publicar pronto otros 15.000 documentos militares confidenciales. “Tenemos la responsabilidad de difundir esta información al mundo y al pueblo afgano”, corroboró Assange. A su juicio, los “suecos deberían estar orgullosos de que su país haga posible la libertad de expresión”; esto, en referencia al servidor sueco en el que está alojado para seguir difundiendo sus contenidos.

El Pentágono acusó de la filtración al soldado Bradley Manning. El joven, de 22 años de edad, se encuentra detenido en una base militar estadounidense, y enfrenta ocho cargos criminales por la apropiación de miles de archivos militares secretos.

El domingo 8 de agosto, activistas civiles salieron a las calles de Virginia para exigir su liberación, de acuerdo con Prensa Latina. “Vinimos aquí para decir que estamos orgullosos de Manning, la transparencia sobre todos los temas oficiales de Washington debe ser una política de Estado en este país”, aseguró Medea Benjamin, portavoz de la organización antibélica Code Pink.

Tropas de Estados Unidos siguen en las calles de kabul

EL PENTÁGONO INTIMIDA A SUS SOLDADOS

Maximilian Forte, en su artículo en Rebelión, destaca las amenazas de las que ha sido víctima Assange, y las prohibiciones que impuso Estados Unidos para que los documentos sean consultados:

“Estudiemos la estrategia de la intimidación intencional. El primer paso tuvo que ver con las amenazas de los militares contra los suyos –algo que no es ilógico de por sí, ya que las filtraciones provienen de sus filas-. Sin embargo, los militares amenazaron a los suyos para que no vean lo que ya es público. El Departamento de la Armada, en un mensaje titulado “Wikileaks Website Guidance,” [Guía para el sitio en Internet de Wikileaks] emitió la siguiente declaración tal como se informó el 5 de agosto:

‘El personal no debe abrir el portal Wikileaks para ver o bajar la información confidencial publicada. Hacerlo introduciría información potencialmente confidencial en redes no confidenciales. Ha habido rumores de que la información ya no está clasificada porque reside en el dominio público. Eso NO es verdad. Las técnicas de tecnología de la información del gobierno deben utilizarse para capacitar a nuestros combatientes, promover que se comparta la información en defensa de nuestra patria y para maximizar las eficiencias en las operaciones. No deberían utilizarse como un medio para dañar la seguridad nacional mediante la revelación no autorizada de nuestra información en portales o salas de chateo públicamente accesibles en Internet”.

Forte insiste en que un mensaje similar “fue emitido por la Oficina de Seguridad Especial del Departamento de Inteligencia del Cuerpo de Marines, dirigida a ALCON (a quien corresponda), que amenaza con castigar a los infractores:

‘Al acceder voluntariamente al sitio de Internet Wikileaks con el propósito de ver el material confidencial publicado –esas acciones constituyen el procesamiento, revelación, visión y descarga de información clasificada a un sistema informático NO AUTORIZADO, no aprobado para el almacenamiento de información clasificada, lo que significa que se ha cometido VOLUNTARIAMENTE una VIOLACIÓN DE LA SEGURIDAD. No sólo son acciones ilegales, sino que justifican que los funcionarios locales de seguridad remuevan, suspendan “CON JUSTIFICACIÓN” todas las aprobaciones y accesos de seguridad. Los comandantes pueden formular acusaciones según Artículo 15 ó 32, y el personal del USMC [Cuerpo de marines de EEUU] podría enfrentar una dificultad financiera mientras personal civil y de contrata será colocado en “Suspensión Administrativa” a la espera del resultado de la investigación [criminal]”.

La amenaza al personal militar es una cosa, puntualiza Maxilian Forte, “pero se ha hecho de una manera que amenaza a una amplia gama de protagonistas, que teóricamente podrían incluir a blogueros independientes, periodistas, bibliotecarios universitarios y eruditos”.

El pasado 5 de agosto, agrega, el Pentágono emitió “una exigencia estrafalaria, tan extraña que es prácticamente imposible que alguien la considere con algo menos que desdén. El portavoz del Pentágono, Geoff Morrell, ordenó que Wikileaks ‘devuelva’ todos los documentos (que no son documentos en papel, sino copias digitales, de las cuales ya existen innumerables copias en circulación):

‘Estos documentos son propiedad del gobierno de EEUU y contienen información clasificada y confidencial. El Departamento de Defensa exige que Wikileaks devuelva inmediatamente toda versión [sic] de los documentos obtenidos… La publicación por Wikileaks de la semana pasada de una gran cantidad de nuestros documentos ya ha amenazado la seguridad de nuestros soldados, nuestros aliados y ciudadanos afganos… El único camino aceptable es que Wikileaks devuelva todas las versiones de estos documentos al gobierno de EE.UU. y los borre permanentemente de su sitio en Internet, ordenadores y archivos”.

FOX SE SUMÓ A LA CAMPAÑA

Fox News, sostiene Forte, “se apresuró a dedicar su tiempo y energías a la busca de vacíos legales de los cuales colgar a Wikileaks. No demostró tanta preocupación por los puntos más delicados del derecho internacional, para no hablar de las leyes interiores de otro país, cuando tuvo que ver con las invasiones estadounidenses de Afganistán e Iraq. No obstante, ahí tenemos a Fox siguiendo el rastro de Wikileaks en Suecia”.

El canal conservador de Estados Unidos aseguró que Wikileaks “no está protegido por la ley sueca”, y habla de unos supuestos analistas legales que nunca aparecen.

“El único motivo por el cual Fox hizo pública esta información es como parte de un esfuerzo que combina los medios antiguos, los medios sociales y el Estado de seguridad nacional, para apretar el dogal alrededor del cuello colectivo de Wikileaks”, concluye Forte. “Mientras muchos ‘estadounidenses patriotas’ claman públicamente para que se dé caza a la gente de Wikileaks y se les mate, es interesante señalar que a Fox le complace revelar el nombre, la ubicación y la fotografía de la persona que suministra espacio al servidor de Wikileaks en Suecia”.

Al educador no le asombra que “ni una vez desde que las últimas filtraciones se hicieron públicas, el Pentágono ha dicho que lamenta todos los civiles afganos que ha matado, o que dejará de hacerlo”.

La seguridad de los soldados “no es mucho menos irónica –después de todo, fue el Estado el que puso en peligro a esos soldados, no Wikileaks– pero tiene mejor efecto sobre los ciudadanos que han sido suficientemente acondicionados para que sienta sed por la sangre de ‘traidores’ imaginarios”.

Sería sorprendente, insiste el analista, que Estados Unidos o uno de sus aliados “llegaran a intentar un proceso contra Wikileaks con la justificación de que las vidas de los soldados se han puesto en peligro. Sería un fiasco masivo. El Estado tendría que demostrar –y no sólo afirmar, como hace actualmente– con exactitud cómo algunos soldados han sido realmente puestos en peligro. ¿Qué balas recibidas de fuego de armas cortas en Afganistán fueron balas regulares de ‘insurgentes’ y cuál es una bala inspirada por Wikileaks? En una zona de guerra, ¿cómo se calibran los niveles de seguridad de manera que se sepa cuándo, con Wikileaks, el medidor de peligro pasó a un rojo oscuro?”.

CONVERTIRLO EN HÉROE

Estados Unidos no quiere convencer, afirma Maximilian Forte. Al contrario, sólo pretende atemorizar. “Quiere causar miedo en las mentes y cuerpos de los que trabajan con Wikileaks, o cualquiera que realice un trabajo semejante, y cualquiera que piense en filtrar algunos archivos clasificados. El miedo es un arma mayor de destrucción psicológica, cuyo éxito en el interior del país se ha demostrado. Y en este caso, el peligro se encuentra en el interior. El resultado que espera el Estado es más autocensura y más autocontrol”.

No obstante, “la intimidación de Assange, o peor todavía, efectivamente capturarlo y encarcelarlo, sólo convertirá a Assange en un héroe internacional, el Che Guevara de la guerra de la información. Porque todos los que puedan sentirse molestos, o quienes expresen alguna crítica, ellos o nosotros, preferirían en todo momento a Assange por sobre el Pentágono”.

T/ VD-redacción CO
F/ AFP

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

ASSANGE DICE QUE NO CUMPLIRÁ EXIGENCIAS DE ESTADOS UNIDOS

El fundador de Wikileaks, participó el sábado 14 de agosto en un seminario organizado por el Movimiento de Hermandad (Broderskapsrörelsen) de Suecia. En esa actividad, Julian Assange dedicó parte de su exposición a ilustrar la limitada cobertura de la guerra de Estados Unidos en Afganistán. También explicó, claramente, las exigencias estadounidenses respecto a Wikileaks: “El Pentágono nos exigió tres cosas”, dijo. Primera: destruir todos los archivos que tenemos en nuestro poder. Segunda: destruir todos los archivos que podamos obtener en el futuro. Tercera: cesar de colaborar con los “whistleblowers” (informadores). ”No vamos a cumplir ninguna de las tres”, dijo, muy serio, según la reseña divulgada en la página web www.estocolmo.se.

Julian Assange explicó además que Wikileaks se encuentra en estos momentos examinando el contenido de los archivos no publicados, con el fin de evitar poner en riesgo la vida de terceras personas. Sin embargo, declaró que examinar el material “línea por línea”, no es tarea fácil. “Es una gran cantidad de información”, dijo. “Tenemos la obligación de difundir este material, al mismo tiempo que de proteger las fuentes”, agregó.

Suecia se caracteriza por tener leyes muy poderosas, respecto a la libertad de difusión; estas se basan en los principios de transparencia, (offentlighetsprincipen), escribe Marisol Aliaga en el sitio web www.estocolmo.se. En ese país, la ley protege al informante de una noticia, mediante el llamado “meddelandeskydd”, que significa que no está obligado a revelar sus fuentes.

ESPERAMOS QUE LOS PAISES DEL ALBA…LE PIDAN UNA EXPLICACION PRECISA SOBRE ESTE HOLOCAUSTO A LA C.D.I.H. SU LEGITIMIDAD QUEDARA SUJETA A LO QUE MANIFIESTEN…A LA VISTA DE TODA LA A. L.
SALUDOS