Periodistas panameños presentan revista sobre la invasión de Estados Unidos

Nueve historias, fotos y obras de artistas panameños y extranjeros que reflejan el horror y el dolor de la invasión estadounidense a Panamá, el 20 de diciembre de 1989, están  al alcance de los internautas.

«Duelo. Memorias de una Invasión» es el título de la revista online, elaborada por el colectivo de periodistas Concolón en alianza con la Comisión 20 de diciembre de 1989, la Fundación Casa Santa Ana y el Centro Cultural de España.

Entre las historias recogidas por este número especial sobresalen la del periodista Adolfo Berríos, quien ofrece detalles sobre la vida de su tío Chiqui, asesinado por los invasores el 22 de diciembre de 1989, y la de dos madres: Libia Magdalena Torrero y Angélica Paredes.

Destacan, además, las narraciones de Carlos Barahona, quien nunca habló con sus hijos sobre su posibilidad de muerte entonces, y de una ciudadana norteamericana pidiendo al gobierno de su país responsabilidad sobre los fallecidos.

Imágenes emblemáticas como un saqueador con una heladera en la espalda, dólares, tanques, soldados camuflados armados, el fuego y los muertos forma parte también de esta obra testimonial, que pretende evocar la memoria del sangriento hecho.

A juicio de sus creadores, Duelo es un intento por pensar el pasado en presente: el desastre que fue, los dolores que quedan y lo que urge reparar para construir el futuro, rompiendo los silencios y recordando lo que no sabemos.

De igual forma, constituye un espacio para que cada panameño comparta sus memorias, haga denuncias o comentarios sobre la forma particular que tuvo de acercarse a la invasión, cuya cifra exacta de muertos aún se desconoce.

Actualmente expertos de la estatal Universidad Tecnológica de Panamá realizan trabajos de búsqueda en la necrópolis capitalina Jardín de Paz, encaminados a precisar la ubicación de los restos, lo que favorecería su exhumación para la posterior identificación mediante ADN.

Cabe señalar que la llamada Comisión 20 de diciembre de 1989, creada por el actual gobierno, es la encargada de coordinar la búsqueda, recolección de los restos y la toma de muestras de ADN, cuyas pruebas comparativas las realizará el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses.

El independiente Centro de Estudios Estratégicos de Panamá y el propio cementerio ofrecieron al grupo investigador los nombres de 352 víctimas fatales, mientras la falta de información fidedigna y los intentos por desvirtuar la masacre, impiden conocer el listado de los muertos causados por Estados Unidos.

Según textos que narran pasajes de ese hecho, el barrio de El Chorrillo, donde se encontraba la sede de las Fuerzas de Defensa (ejército panameño), el periférico San Miguelito y la caribeña ciudad de Colón fueron las áreas urbanas más asediadas por el contingente de 24 mil soldados estadounidenses apoyados por el bombardeo de su artillería, aviación y blindados.

T/Prensa Latina
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