Por Gino González|Perros (Opinión)

“Yo soy amigo de los perros”, me dijo borracho mientras acariciaba a Tocayo, el perro de mi casa.

Me puse a pensar en eso, pues rompía con aquello de que “el perro es el mejor amigo del hombre”. Vieja frase que ya venía cuestionando. Claro, es tu mejor amigo porque lo corres, lo pateas, lo regañas y el perro, a pesar de todo, siempre está ahí cariñoso contigo. Algo así como tener un esclavo. Por lo tanto, no es igual a ser amigo de los perros a que tu perro sea amigo tuyo, eso es lógico, quién cuestiona la fidelidad del perro.

La gran enseñanza en lo particular que me han dado los perros y que me sirve en la vida es que el perro nunca te despide, pero siempre te recibe jubiloso.

Pienso también, como parte de quienes sentimos el luto de vivir, afianzado aun mas por haber afrontado el dolor del luto personal de la despedida de un ser querido que se marcha de nosotros hacia donde no sabemos, ya sea la nada o el todo, al albergar, quizás debido al luto mismo, la fe de que la muerte tiene que ser el paso pa otro lao, pues tan solo maravillarte ante tu propia vida, eludiendo lo insólito de la vida, mas allá y mas acá de tu propio cuerpo entre galaxia y bacteria, mas que cobardía es una enorme incapacidad deductiva, puesto que toda argumentación para justificar la nada o el todo, inevitablemente no puede eludir la maravilla, ante la cual, quieras o no quieras, eres ínfimo y cuál mejor evidencia para esa posibilidad que la magnitud descomunal de lo que ignoro…pienso, pues, si los perros, los pájaros, lo que aquí vive, vivirá después también en ese otro umbral que por mas que lo imagino no me lo figuro de ninguna forma, pero que lo siento tan obvio ante tanto fenómeno inaccesible. Bueno, y por qué no tendría que ser así.

Es triste este egoísmo que nos carcome y no te permite sentirte como parte del entorno planetario y universal.

Pero también son los perros el subterfugio para tranquilizar a los malvados, ofrendándoles todo el amor que les sobra, debido al tanto odio por la gente.

“Fíjate que lindo”. Me dice esta señora que no es amiga, sino la mamá del perro, acariciando aquello que lo menos que parece es un perro, con su corte de pelo corporal, impregnado de colonia canina y su traje perruno con bufanda y to. “En Estados Unidos una ambulancia detiene el tráfico y con sumo cuidado recogen y llevan a un perro al hospital.”

Los palestinos deben estar abrumados ante tanta humanidad.

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