Por Tulio Monsalve|Los perros (Opinión)

Cito a los perros, aunque siempre he tenido mejores relaciones con los gatos. Amo a unos como a otros. No dudaría, que de tener que escoger amistad, con un ser desconocido y un animalito de la calle, sin duda que prefería al segundo.

Dudo de las clasificaciones científicas. Sobre todo esa, que coloca a gatos y perros como irracionales y a los humanos ve lógicos.

Sin embargo, entre los perros hay una variedad repulsiva: los perros de la guerra. Tienen hasta película. Indefendible adefesio británico basada en la novela de Frederick Forsyth. Historia de mercenarios que organizan, desde un golpe o revolución o invasión como por ejemplo la de Irak. Y ofrecen administrar, a precio justo, una ocupación capaz de producir en 10 años un millón de muertos.

De esta especie los hay de primera y de segunda. Se venden para resolver, si hay buena paga, cualquier vulgar entrevero político.

Entre esos personajes hay uno en el mercado, político. Devaluado. Por mas señas, expresidente de nacionalidad española de poco escrúpulo. Alguien le llamó: “choro viejo”. Se alquila como perro de guerra. Es solo bucanero. Huela a pólvora mojada. Viene al país de “pepa asomá” a meterse dizque de defender a un enjuiciado.

Monta una farsa y cobra su impostura como manipulador flagrante de uso artificial y artificioso, hilarante en su comedia construida a punta de improvisación y prensa. Personaje mísero, que sorprende por la variedad de maneras que tiene de perderse; al venir cobrará, prostituirá y se volará. Aquí, todo queda igual salvo su honra.