Luego de una nueva movilización realizada por el pueblo peruano este viernes, la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) dio a conocer la fecha de la próxima Jornada Nacional de Protesta, fijada para el jueves 11 de enero de 2018.
El anuncio ocurre dentro de una semana de manifestaciones, tras saberse del indulto otorgado por el presidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK) al dictador Alberto Fujimori, el pasado 24 de diciembre.
La masividad registrada en las movilizaciones de hoy, llevadas a cabo en Lima y otras provincias de Perú como Tacna, Cusco, Arequipa, Puno, Piura, Chiclayo, Trujillo y Ayacucho, dan un hálito de fuerza para las organizaciones sociales convocantes.
Gerónimo López Sevillano, secretario general de la CGTP, expresó sus reconocimientos a los peruanos, «lo que revela que la próxima jornada nacional de protesta será exitosa y servirá para demostrar una vez más, que el pueblo no está conforme con el indulto al dictador Fujimori ni con las políticas neoliberales del Presidente PPK, por lo que exigimos que se vayan todos los corruptos y explotadores, una nueva Constitución Política y nuevas elecciones».
Asimismo, las organizaciones informaron que las y los detenidos durante las movilizaciones de este jueves, fueron liberados tras 24 horas de detención en recintos policiales.
En tanto, la salud de Fujimori lo ha obligado a permanecer hospitalizado por problemas gástricos, según indicó su médico, Alejandro Aguinaga. «No hay una fecha de alta. No hay visitas por el momento porque queremos que esté tranquilo, porque este constante tránsito de gente lo complicó un poco», informó Aguinaga.
El dictador peruano-japonés, de 79 años, experimentó el sábado 23 de diciembre una crisis de hipotensión y una arritmia, debiendo ser trasladado al hospital desde la prisión, en donde cumplía una pena de 25 años por delitos contra los derechos humanos y por corrupción.
Un día después, fue indultado por PPK. La decisión hirió profundamente al pueblo peruano, quienes desde ese momento no han cesado de salir a las calles bajo las consignas «Indulto es insulto» o «la memoria no se negocia».