Columna Camarada Llamarada|Pintando rosas y sueños (Opinión)

Hoy 15 de enero, 10 días antes del paso a otro horizonte de Carlos Escarrá Malavé, es un día telúrico, en el que en la historia de la humanidad una rosa se marchita, un sueño nace, y algunas ideas se asumen.

En 1919, unos pétalos de sangre llenaron de luto la esperanza del socialismo en Alemania. A nombre de lo que entendía como «masas», la rosa roja alentaba los sueños de revolución de los únicos capaces de hacer emerger sobre las ruinas de un «orden de arena», el verdadero sentido de lo que Marx había esbozado pocos años antes, y por eso destruyeron hasta el botón, dejando solo un tallo lleno de espinas, preludio de un gran ocaso del mundo.

En 1929, en otra parte, nacía un ideal de justicia social, y enfoque en los derechos civiles de hombres que no eran considerados como tales, sino como animales sin conciencia propiedad de otros que los dominaba a su antojo. Un sueño de plantar árboles así se acercara el último día del mundo, para ver si sembrando conciencia, se salva el planeta. Un sueño de hombres iguales por ser hermanos, y de hombres libres en el contexto de la justicia divina.

Cuatro años después se decreta en Venezuela el Día del Maestro, en el que el Magisterio reconoce su lucha por la dignificación y por los derechos de los educadores en nuestro país. Nuevamente los derechos civiles se ven florecidos por hombres que creen en la visión de otros grandes que van desde “el loco Simón», hasta los héroes anónimos que asisten día a día a la formación de las conciencias más incipientes.

Luego de muchos años aquella esperanza del socialismo marxista antes marchita vuelve a resurgir de entre las cenizas de un mundo convulsionado, donde la visión de los derechos humanos y civiles es muy particular. Así, el Presidente eterno se asume «marxista», entendiendo que es la corriente científica que mejor permite implementar el cristianismo y la esencia social y humana del mismo.

Pétalos de colores dan sentido bolivariano, martiano, sandinista, guevarista, marxista, mariateguista, cristiano, entre muchos otros, a la rosa esencialmente roja y a una paleta variopinta de matices para el cuadro que pintamos día a día sobre el socialismo del siglo XXI, entendiendo que masas, obreros y, en fin, el ser humano y social, es la principal esencia del sueño de derechos civiles y de justicia que aún tenemos.

T/Carolina Escarrá Gil
cescarragil@gmail.com