Se cumplen 55 años del láser |Pinzas sin dedos también revolucionan la investigación

La luz es como el agua, escribe el narrador colombiano Gabriel García Márquez. Pero si la pregunta se le hace al científico francés Jean-Pierre Galaup, la luz es como… el láser. Aunque, para ser precisos, el láser es luz.

Galaup es investigador en el Laboratorio Aimé Cotton de la Universidad París-Sur 11 y está especializado en física atómica, molecular y óptica. “Estamos celebrando el 55° aniversario del descubrimiento del láser”, enfatiza el científico. “Sus aplicaciones son inmensas”.

La agenda de Galaup en Venezuela esta semana incluyó una conferencia en la Facultad de Ciencias de la UCV, el pasado lunes, con las pinzas ópticas como tema central. Antes de su intervención, el investigador conversó con el Correo del Orinoco.

¿Dónde está el láser? La pregunta no lo sorprendió del todo. Para los físicos, las bondades de esta fuente de luz son tan evidentes, que todo el mundo debería reconocerlas. Pero no siempre la luz puede iluminarse a sí misma.

“El láser está en los supermercados”, señala Galaup, “y lo usamos cada vez que hay que escanear el precio de un producto”. Ese dispositivo “se basa en un láser que lee un código de barras”.

El láser está, también, en los ojos, porque en la actualidad hay tratamientos que corrigen diversos defectos y problemas y que se basan en esta luz. Y se lo puede ver en las presentaciones, en un accesorio que no falta en las manos de las expositoras y los expositores: “los famosos punteros”.

Y el láser está involucrado, tal como lo relata Galaup, en futuros dispositivos para ayudar a las personas invidentes. Desmenuza con entusiasmo el esfuerzo de uno de sus colegas de laboratorio, quien busca un bastón láser que les indique a las personas que no ven dónde se encuentran los obstáculos.

Pero el láser está no solo en lo que vemos todos los días, sino en lo que –de momento– solo la ciencia puede mirar. El francés cita un proyecto que describe como “gigante”: el Láser Megajoule, con el que se podrá “reproducir en un laboratorio una explosión de una bomba termonuclear”. Nombra, también, el Proyecto Virgo, que se desarrolla en Italia y con el que se persigue detectar ondas gravitacionales (el llamado murmullo del universo).

Otro “lugar de residencia” del láser son los relojes atómicos: “Son sistemas a base de átomos, puestos en condiciones con dispositivos de láser”, detalla. Esos átomos deben estar “a temperatura muy baja; casi, casi al cero absoluto, y en esa temperatura el reloj será mucho, mucho más preciso”. Gracias al láser, recalca el científico galo, “se hacen relojes que son capaces de mantener el tiempo exacto sobre una duración que es igual a la edad del universo, sin perder un segundito”.

PINZAS SIN DEDOS

Galaup está dedicado a las pinzas ópticas, que son manos de luz que pueden entrar en los sistemas sin romperlos. Un objeto sólido probablemente destroce la piel o las células, si fuese el caso, pero la luz no. “La idea es utilizar un láser combinado con un microscopio para atrapar pequeñas partículas, que pueden ser partículas biológicas”, ilustra.

Mediante el láser, por ejemplo, se puede estresar una célula y evaluar qué cambios se generan en ella. “La ventaja de la pinza óptica es que entra, puede trabajar en el interior de una célula sin romper las capas externas” ni contaminar, subraya. El científico trabaja con pinzas ópticas desde el año 2004. “Yo soy físico de la luz. Empecé con este tipo de cosas hace más de 30 años”, rememora.

–¿Qué le interesa de las pinzas ópticas? ¿Qué es lo que le parece llamativo?

–Cuando yo miro la literatura científica de todos los laboratorios en el mundo que utilizan pinzas ópticas, desde hace 30 años, encuentro que es una técnica que se ha estado utilizando en varias direcciones. Se puede considerar como una herramienta para estudiar varios tipos de sistemas.

Galaup indica que ahora las pinzas ópticas son comercializadas, pero acota que su sistema lo construyó “casi a partir de nada”.

Las pinzas ópticas tienen otras aplicaciones, como en los microfluidos. “La idea básica de eso es realizar reacciones  químicas, con un número reducido de átomos o de moléculas, en dispositivos que son bien controlados” y sin riesgo de polución, enfatiza. Todo indica que al láser le queda más futuro que pasado.

T/ Vanessa Davies
F/ Miguel Romero