Guerras del pueblo | Plan mínimo (Opinión)

De los casi mil supermercados que expenden en el país alimentos y otros bienes de consumo masivo y uso diario familiar, unos 60 integran la Red Bicentenario en manos del Estado.

El resto, más de 900 -desde las transnacionales Macro y Superlíder, hasta los de capital más restringido, en regiones y ciudades del país- son empresas privadas que mantienen prácticas subterráneas de cartelización, imponen precios, lapsos de “desaparición” de líneas de productos y facilitación para el desvío de bienes predeterminados hacia países vecinos o del Caribe.

Y ello en el contexto de una estrategia de agresión externa contra Venezuela, evidente en las amenazas a través del Ciadi y la demanda de ConocoPhillips -además de otras 25 que allí cursan- contra Venezuela, así como de sanciones anunciadas por voceros de la Unión Europea; y las que recientemente aprobó el Congreso de Estados Unidos. Ello habla de un contexto de concertación de distorsiones que “juega duro”, dentro y fuera del país y atenta contra los derechos del pueblo a su abastecimiento y viola descaradamente la Constitución Bolivariana, cuyos artículos 113 y 114 prohíben la cartelización, acaparamiento, usura y todo ilícito económico.

Nuestro pueblo debe tener claro que un propósito inmediato de esa estrategia desestabilizadora que adelantan los grupos importadores y grandes distribuidores de bienes masivos en el territorio nacional, es acrecentar su incomodidad, buscando que se achaque toda responsabilidad en las dificultades de abastecimiento de los anaqueles al Gobierno Bolivariano; y que el votante reaccione políticamente en contra a fines de año, sufragando en las elecciones parlamentarias contra los diputados bolivarianos; o se abstenga, facilitando un eventual incremento de las cuotas opositoras en el nuevo Parlamento 2016 / 2021.

Frente a este cuadro, el Gobierno debe responder sin dilación: de una parte, impulsando la siembra de nuevas fuerzas productivas en nuestro territorio, para reducir a mediano plazo la dependencia alimentaria y, en lo inmediato, priorizando una lista de al menos 15 productos, como leche, carne, arroz, maíz (o harina precocida), azúcar y granos, así como pañales, detergente, papel toalé, toallas sanitarias y acaso rasuradoras, para cuya provisión se debería garantizar canales transparentes de suministro interno, con fuente externa temporal en algunos casos, asegurando la ampliación de las redes públicas de distribución.

T / Néstor Rivero

Yo estoy de acuerdo en varias cosas de este escrito, pero con seguir importando leche en polvo no, debemos producir y enseñar a consumir leche liquida a nuestro pueblo que es mas saludable ,y ya se han visto casos que la leche completa la venden como semi descremada mas cara, ademas como decia mi madre» el papel aguanta todo», entonces vamos a consumir leche liquida, que lo mas que le pueden echar es agua para rendirla, pero si se agarran en eso lo pondran varios años preso y no ejercera mas ese oficio y el agua no hara daño a nadie . por otra parte Chavez Importo ganado doble proposito, para mejorar nuestro rebaño y ahora hay mas escases, ni se consigue leche los Andes, ni la carabobo, sera que para la leche que daban esas vacas mejor que se las tomen los becerros. aqui mientras apliquemos o sigamos la agricultura de «Puertos» no produciremos ni los muchachos nuestros, pues los importaremos en vientres, pues no tenemos personal apto. insisto se debe producir todo lo que consuminos