Plantu: La cultura siempre será más fuerte que la barbarie

Jean Plantureux e incluso su nombre profesional, Plantu, tal vez sea muy poco conocido fuera los círculos ligados al periodismo, y especialmente a la caricatura, en nuestro país. En Europa, en cambio, su reputación le valió un espacio considerable en la prensa de varios países cuando se retiró, en marzo de 2021, luego de casi 50 años publicando sus punzantes dibujos en el diario Le Monde, de Francia.

A escala mundial, es muy admirado por los caricaturistas en general, para quienes este parisino de 71 años y con una trayectoria que registra buena parte de los acontecimientos políticos más importantes de Francia y el mundo en el último medio siglo es, sin lugar a dudas, una referencia. Con sus viñetas incomodó, durante cinco décadas, a todos los presidentes de Francia y a muchos mandatarios de todo el mundo.

Recientemente, este destacado caricaturista estuvo de visita en Venezuela, invitado por la embajada de Francia en Caracas, para celebrar el Día Mundial de la Libertad de Prensa con su participación en varios eventos, entre los que destaca la exposición Ilustrados, una propuesta que busca tender puentes, espacios de tolerancia, entendimiento y el respeto dentro de las diferencias, por medio de esas viñetas que conjugan arte, periodismo de opinión, humor y mucho más.

Ilustrados logra, de alguna manera, la difícil tarea de establecer un diálogo sincero entre el gobierno y la oposición, de juntar estos dos grupos desencontrados con piezas de caricaturistas de ambas tendencias como el compañero de labores del Correo del Orinoco Iván Lira, Uncas del portal Aporrea, Rayma Supriani y Marvin Figueroa de La Patilla.

Arte conciliador

En medio de estos cuatro artistas, como eslabón que une dos cadenas de diversos metales, como alquimista capaz de unir dos materiales de distinta dureza, se coloca Plantu, un artista convencido de que la caricatura puede contribuir a hacer un mundo mejor.

Y esta convicción no es simple retórica, él mismo, gracias a la magia de la caricatura, logró colocar, por primera vez en el mismo papel, las firmas de Yasser Arafat y Shimon Peres, como símbolo del reconocimiento mutuo entre Palestina e Israel.

La historia, sustentada en registro audiovisual, no se cansa de repetirla de entrevista en entrevista: corría el año 1991 cuando Arafat quiso conocerlo en Túnez, Plantu no estaba de acuerdo con el líder palestino en varios aspectos, lo que para nada fue un impedimento en establecer un cordial encuentro.

El artista le dio colores y papel a Arafat, quien dibujó las banderas de Palestina e Israel y firmó el papel. Más adelante, Plantu se trasladó a Jerusalén y le pidió a Shimon Peres que estampara su rúbrica junto a la de Arafat. De esta forma, ambos líderes se reconocieron, dos años antes de los acuerdos de Oslo. “La caricatura es eso”, reflexionó el francés.

Aunque no lo dijo expresamente, por su manera de hablar y su mirada pareció repetirse ahora aquella emoción, esta vez con la exposición Ilustrados. “Tuve una gran suerte al recibir el llamado del embajador de Francia en Venezuela, para decirme que le encantaría recibirme para que tenga una mirada sobre este país. Y tengo mucha suerte” de participar en una exposición en el Centro Cultural BOD, donde cuatro artistas con miradas y posiciones diferentes aceptan colocar juntos sus dibujos, a favor y en contra del gobierno. La muestra estará disponible, de forma gratuita, hasta el 5 de junio.

“Si algún día Maduro quisiera convocar a un dibujante que lo aprecia y poner al lado de él a Rayma yo distribuiría los creyones. Hay una magia, una alquimia que a veces hace que gente dispuesta a pelearse, si les das colores, gomas y papel, mejore” sus relaciones, como pasó con Arafat y Peres.

Fallas de todos los lados

Aun cuando su agenda estaba lo suficientemente apretada como para agotar a cualquier jovencito y con un compromiso más a pocas horas de comenzar, Plantu prefirió conversar con el Correo del Orinoco de pie, para no darle oportunidad al sopor que provoca el calor intertropical.

Con una mirada muy azul y movimientos vivaces, blande el marcador en su mano, como dibujando las palabras. No se planta en un solo sitio, pero tampoco se desplaza demasiado. Sus gestos son como trazos orientados a completar sus ideas.

Su primera caricatura publicada en Le Monde en octubre de 1972, fue una paloma de la paz con una llave en el pico en lugar de una hoja de olivo, en referencia a las primeras conversaciones por el fin de la guerra de Vietnam. Apenas 27 años antes se había terminado la Segunda Guerra Mundial y desde entonces hasta hoy ha habido múltiples conflictos armados en el mundo.

¿Qué ha cambiado en el mundo desde aquella primera caricatura? Plantu casi no vaciló en responder que el ser humano nunca cambia, siempre es el mismo. Eso no mella su esperanza por un mundo mejor.

“Hay un marco que proponemos con las Naciones Unidas, los derechos humanos y el Consejo de Seguridad, donde está Rusia, China, Francia, (todos venden armas). Hay progresos que podemos hacer. Hay un marco lógico general, por ejemplo para prometer no molestar a los periodistas, para intentar utilizar la justicia, defender la gente que es más débil. Eso merece sin lugar a dudas, ser mejorado pero la propuesta existe. Y a partir de ahí el ser humano intenta progresar. La barbarie existió cuando Estados Unidos atacó irán en 2003, existió en 2011 en Siria, la barbarie existe hoy con Putin en Ucrania. Defiendo el régimen ucraniano y critico al régimen ruso y a la vez pienso en decir ¡atención! en el este de Ucrania, esos que quieren hablar ruso no deben obligarlos a hablar ucraniano. Hay errores de todos lados. Hay errores del lado de Estados Unidos de la OTAN, del occidente, pero hoy el bárbaro es ruso y cuando digo ruso quiero criticar a Putin, pero tengo el mayor respeto por la cultura rusa. Y algún día la cultura triunfará sobre la barbarie”, opinó.

Reformar el capitalismo

Defiende la libertad de prensa, por sobre todo, a su entender, debe estar por encima de cualquier interés comercial e incluso de las ideologías. Lamentablemente, en su opinión, a escala internacional el marketing está ahora sobre lo que deberían ser las líneas editoriales en los principales medios de comunicación del mundo entero.

“Pienso que hay que reformar el capitalismo. Esta es tal vez la única cosa con la que estoy de acuerdo con el presidente Maduro”, reconoció.

¿Cómo reformarlo? “No lo sé. Yo soy caricaturista, no soy economista. Yo sé que hay un problema. El dinero no es un defecto en sí mismo, pero la línea editorial debe estar por encima del dinero, de los intereses comerciales. Están las nubes y por encima debe estar la libertad de expresión. Por el momento, está el marketing”.

Limpiar la casa

A lo largo de sus casi 50 años como caricaturista, el momento más difícil que le tocó vivir fue cuando el semanario Charlie Hebdo sufrió un ataque que tuvo como lamentable resultado 12 personas muertas, amigos y colegas de caricaturista de Le Monde

En ese entonces el propio Plantu tenía eventualmente protección de la policía francesa. Desde ese ataque, pasó a tener guardaespaldas todos los días.

“Yo adoro Francia, pero tengo vergüenza por la democracia de nuestro país. Cuando estoy en París tengo dos guardaespaldas y me encuentro a amigos periodistas y también tienen guardaespaldas, veo a un filósofo y también tiene guardaespaldas. Es mi país, mi democracia. Amo mi país y al mismo tiempo tengo vergüenza y le agradezco a los policías que me protegen”, admitió Plantu.

En consideración del caricaturista, es justo situaciones que pueden estar mal en el mundo entero, pero también hay que hacerlo a lo interno. “Es necesario barrer delante de nuestra puerta”, apuntó.

T/ Luis Jesús González Cova
I/ Cortesía Plantu