Por Arturo Tremont|Homologaciones y compensaciones (Opinión)

Un funcionario público con los requisitos de antigüedad en el servicio (25 años) y la edad (55 la mujer y 60 años el hombre) puede optar por la jubilación en la institución en la que labora, por solicitud propia, o por oficio si éste fuese el caso.

El término jubilación proviene de júbilo, de la sensación de felicidad por el deber cumplido durante la etapa productiva de la vida.

Un tiempo en el cual se presume que la persona pueda dedicarse a otras actividades intelectuales, de recreación, o en todo caso, al merecido descanso de la rutina y las obligaciones cotidianas.

Ese es el deber ser, pero la mayoría de las personas que ingresan a la condición de jubilados pronto se dan cuenta que la liquidación de sus prestaciones se calculan al 80 % del salario devengado en los últimos 12 meses, las compensaciones no salariales como el bono de alimentación son eliminadas, y lo más grave, no saben a ciencia cierta cuál será la fecha de pago de sus prestaciones sociales.

Las organizaciones que agrupan a los jubilados conocen bien esa realidad, por lo cual insisten en cartas a las instituciones, comunicados, asambleas, foros y en cualquier espacio que les permitan hacerlo, el reclamo de la homologación al cargo que ejercieron y las compensaciones no salariales que perciben las trabajadoras y los trabajadores.

La mayoría está en el renglón del salario mínimo, por tanto, la revisión del monto mensual depende de los aumentos presidenciales. Y los que superan el salario mínimo no se benefician con dicha medida.

Varias empresas e instituciones del Estado otorgan el bono de alimentación a los jubilados y pensionados, pero aún faltan organismos que lo concedan.

Las homologaciones y compensaciones son banderas de lucha.

T/ Arturo Tremont
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