Sostiene Rodrigo Cabezas|Política opositora debe salir de los medios de comunicación y volver a los partidos

Diputado Rodrigo Cabezas. Foto/Héctor Rattia

Rodrigo Cabezas, presidente del Parlamento Latinoamericano, estaba feliz, francamente feliz, el pasado lunes 8 de octubre. El triunfo de Hugo Chávez en las elecciones presidenciales del 7-O le pintó una sonrisa en el rostro y le brindó tranquilidad a su espíritu, convencido como está de que el proyecto socialista venezolano es una esperanza no solo para el país, sino para el mundo.

Formado en el debate parlamentario y preparado para la discusión de ideas que propone el presidente Hugo Chávez, Cabezas -en conversación con el Correo del Orinoco- señala que el llamado al diálogo que ha formulado el Jefe del Estado no puede interpretarse como debilidad.

-¿Cuál es la diferencia entre dialogar y conciliar?

-Dialogar es un concepto democrático, porque se deriva de uno de los valores de la vida democrática, que es la tolerancia, la pluralidad, y si hay tolerancia y hay pluralidad, necesario es que haya diálogo entre las fuerzas políticas que actúan y que están resolviendo una controversia por la vía democrática y no por la violencia.

-¿Y la conciliación?

-La conciliación es la forma de expresión de los liderazgos corrompidos, de las élites políticas que se sustentan en el poder sobre la base de reproducirse ellas mismas. La vanguardia política que acompaña y lidera el presidente Hugo Chávez está allí para servirle al pueblo, para ser solamente intérprete de los grandes sueños de igualdad, de justicia, de lucha contra la pobreza.

El diálogo “es por el bien del país”, añade, “a los efectos de que un Gobierno y una oposición se encuentren donde puedan encontrarse, y colaboren; sobre todo, en los niveles territoriales de gobierno donde la oposición puede expresarse”. Pero ello requiere “superar la naturaleza oposicionista que los ha acompañado en los últimos 10 años, en los que se han opuesto radicalmente a toda la obra, a todas las políticas públicas que adelanta el Estado venezolano, y no son capaces de hacer un reconocimiento de nada”.

-Por parte de la oposición usted llama a dejar el oposicionismo. ¿Y por parte del Gobierno?

-El oposicionismo es delicado. Llegaron incluso a votar en contra del pago de las pensiones y jubilaciones que tenía que aprobar la Asamblea Nacional. De nuestra parte, se trata de comprender que el diálogo con la oposición no le quita absolutamente nada a nuestro proceso revolucionario, porque nosotros nos sustentamos sobre la base de programas, de proyectos, de un ideal al que hemos jurado no traicionar nunca. Nos guían en estos seis años los cinco objetivos históricos que le hemos propuesto a nación venezolana: independencia, ideal socialista, economía potente e integrada a América Latina, política exterior soberana que propicia la multipolaridad y un compromiso ecológico con la especie humana.

Todo lo que se haga, además, será “de cara al país”, porque “no hay nada oculto”. Advierte también que “no es una distribución de cuotas de poder o de reparto del país”.

-¿Es un diálogo de que no hay antecedentes?

-Es un diálogo que, sustentado en los valores de la democracia, la pluralidad y la tolerancia, tiene como objetivo que podamos convivir, que podamos alejarnos cada vez más de la opción de la violencia política. Es un diálogo para que podamos, los factores de la política venezolana, reconocernos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Ese es el gran punto de partida. En esa carta de largo plazo podemos, en algún momento, coincidir, si la oposición llegara a apoyarla.

-Pero no hay antecedentes de un diálogo como ese en el país. Lo decimos por la historia de la Cuarta República, que era una historia de chanchullos.

-Ese diálogo tenemos que inventarlo, porque no estamos en un diálogo de democracia formal como la que se vive en muchos países del planeta y de América Latina. Este es el diálogo entre un proyecto revolucionario, socialista, antiimperialista que decidió que su vía es la democracia y puede dialogar con los factores que se oponen a ella sin que haya discriminación, exclusión o violencia. Es algo inédito, porque para construir un modelo de sociedad socialista por la vía democrática no hay manual, no hay libro escrito, sino que se debe hacer con base en la sabiduría para saber que debemos alejarnos cada vez más de la posibilidad de la violencia para dirimir nuestras diferencias políticas.

HABLAR NO ES RENDIRSE

Es probable que el llamado a diálogo les caiga mal a sectores bolivarianos. “Al que tenga desconfianza con este proceso yo le diría que tenga confianza en el presidente Hugo Chávez”, y que “regresemos al principio de que nosotros no estamos haciendo una revolución violenta; no tenemos enemigos, sino adversarios políticos” y “queremos, deseamos, anhelamos que el ideal de igualdad y la derrota de la pobreza se haga sin violencia, y que podamos los venezolanos contribuir con ese objetivo histórico”.

ROMPER CON EL CHANTAJE

-¿Cree que la posibilidad de la violencia fue derrotada con el triunfo del Presidente?

-No. Aún no. Hay demasiada disociación en sectores de la ultraderecha venezolana. Ha sido mucho el daño que hicieron los medios de comunicación de la derecha en el comportamiento de sectores de la población: les irrita, les molesta el proceso de cambio, y se plantean hasta rupturas con su país. Pero este podría ser un punto de partida para que la oposición venezolana se reconozca en la democracia. La reconozca. Que abandone el absurdo de postular que vive en dictadura o tiranía, que no tiene posibilidades a pesar de que ha ganado gobernaciones, alcaldías, diputaciones.

A su juicio, la gran dificultad es que la hegemonía de la oposición se debate entre “los sujetos políticos, que son los partidos, y los dueños de los medios de comunicación que quieren direccionar a la oposición, condicionar a la oposición. Es un tema que ellos deben resolver y que no es fácil, porque han marchado muchos kilómetros con una conducción en la que los dueños de los medios de comunicación son los que han decidido la línea política”.

-¿Cree que puede haber una ruptura?

-Es deseable que la política de la oposición regrese a las direcciones nacionales de esos partidos, y que no sea desde la dirección de El Nacional, El Universal, Globovisión o Televén que se diseñe la actuación política de la oposición. Esto debe regresar a los políticos, para que hagan política.

-Si son los medios los que diseñan la política, ¿qué consecuencias tendrá para el país en los próximos seis años?

-No permitirá un diálogo auténtico, no permitirá la posibilidad de acuerdos nacionales importantes sobre áreas estratégicas. De manera que va a depender de los políticos de la MUD que sea de una o de otra manera, porque la oligarquía mediática nacional no se corresponde con una política nacional; se corresponde con una estrategia internacional de intento de aislamiento y de desprestigio de nuestra Revolución. Hay conexiones orquestadas en el Departamento de Estado de Estados Unidos y grupos oligárquicos poderosísimos.

Rodrigo Cabezas está convencido de que si el Parlamento investigara lo que ocurrió en las últimas semanas sobre la emisión de miles de llamadas telefónicas desde el exterior, particularmente desde México, se encontraría con la sorpresa “de que uno de los hombres más ricos del mundo estuvo detrás de este respaldo multimillonario a la candidatura de la derecha venezolana”.

CONEXIÓN AMOROSA

El dirigente bolivariano Rodrigo Cabezas estima que “un signo de la victoria histórica del 7 de octubre” es que “ganó una conexión amorosa de un pueblo con Chávez”. El país “acompaña un proyecto de inclusión, y sabe que quien lidera el proyecto es un hijo del pueblo que nunca va a traicionar”.

T/ Vanessa Davies
F/ Héctor Rattia