Colectivo La araña feminista|¡100 años de regresión a la barbarie! (Opinión)

“Avergonzada, deshonrada, nadando en sangre y chorreando mugre; como una bestia vociferante devastadora de la cultura y la humanidad”, así describía Rosa Luxemburgo a la sociedad capitalista en 1914, en el folleto Junius, donde denunciaba la traidora complicidad de la socialdemocracia europea al apoyar la guerra interimperialista que pasó a la historia con el nombre de la “Primera Guerra Mundial”. Hoy, 100 años después, esa destructiva sociedad capitalista se nos presenta aún más ensangrentada y depravada, pero también mucho más decadente y decrépita.

Ya a finales del siglo XIX el inicio de la decadencia del capitalismo era absolutamente obvia para Marx y Engels, quienes habían advertido que la sociedad capitalista se hallaba ante un dilema: “…o avanzaba al socialismo o iniciaba la regresión a la barbarie”. En ese sentido, la Primera Guerra Mundial marcó con claridad el inicio de un largo y penoso camino de regresión a la barbarie, al que Lenin denominaría como la etapa imperialista del capitalismo decadente.

Y es que ya hace un siglo que el capitalismo solo consigue levantar cabeza a costa de destrucción y guerras. Casi 9 millones de muertos en la Primera Guerra Mundial y 55 millones en la Segunda, necesitó la bestia sedienta de sangre en que se había convertido el capitalismo para superar una obstinada crisis económica que ya insinuaba las características de crisis sistémica.

Pero, a pesar de esa desmedida destrucción material y de vidas humanas, la euforia le duraría poco al capital.

Las crisis, que nacían de sus propias entrañas, se volvían a presentar repetida y tercamente. Y con las crisis, la competencia, el militarismo y nuevas y multiplicadas guerras. Desde entonces y hasta la actualidad no ha pasado ni un mes en el que no haya habido en el planeta alguna guerra mediada por los intereses económicos y geoestratégicos de las principales potencias imperialistas, con Estados Unidos a la cabeza.

Sin embargo, la historia es dialéctica y sus dilemas también, de forma que casi al mismo tiempo que el descenso a la barbarie, la clase obrera revolucionaria comenzó tenaz e irreductible la construcción práctica del socialismo, a pesar de todas las dificultades y obstáculos que aún ha de superar.

Hoy, a 100 años de esa guerra que marcó el inicio de la agudización de las contradicciones del capitalismo, sabemos que la bestia agoniza, a pesar de que su apariencia es más arrolladora que nunca.

Por eso, el viejo dilema de socialismo o barbarie cobra ahora una dimensión nueva.

La profundidad de la crisis capitalista y de la descomunal reacción guerrerista del imperialismo no son sino los últimos estertores de la muerte una fiera, que es tan perversa que desearía destruir todo con ella.

Pero, parafraseando a José Félix Ribas, no podemos elegir entre destrucción o socialismo, necesario es el socialismo. Y esa certeza nos hace indestructibles.

T/ Susana Gómez Ruiz
(Colectivo Insumisas)