La última medición de opinión pública dada a conocer por Hinterlaces arroja cifras que constituyen el repudio categórico de la población venezolana a las iniciativas de obstrucción de vías públicas, actos de violencia contra transeúntes, árboles y bienes de nuestras principales ciudades, sin hablar de los homicidios producidos por las armas de los agentes de desestabilización.
Al menos el 90 por ciento de la población avala el diálogo entre Gobierno y oposición, como el medio de dirimir controversias. Se trata de un 90% del país que asume la Constitución como norma rectora de la convivencia política y social.
Y dicha proporción abrumadora, si bien a su interior contiene subfranjas que difieren en puntos importantes acerca de cómo pueda conducirse el Gobierno y cómo deba hacerlo la oposición, no cabe duda que expresa -mediante las respuestas brindadas en esta oportunidad- el descontento categórico frente a lo que ha significado en todo orden de la vida nacional la guarimba.
Los distintos nucleamientos de la oposición venezolana han sido compelidos por sus propios seguidores a salirse de esa especie de acompañamiento moral para con la desestabilización, que se hizo evidente en el silencio frente a la actuación de quienes incursionan en prácticas de terrorismo y delincuencia crasa; y salirse claramente del meridiano de la ambigüedad para retornar a su espacio natural, la política.
Este 90 por ciento de la población, chavistas y contrarios, reclama de quienes conducen los distintos factores de la oposición al presidente Nicolás Maduro, que se comprometan con el diálogo civilizado, con los roles que la democracia ha creado para la interlocución. Y acatamiento a los resultados de su método por excelencia, las elecciones.
De modo que quienes ganan y quienes pierden ajusten expectativas y quehacer a las realidades de la voluntad del pueblo mayoritario. De nada valdrá disfrazar el desespero y la arbitrariedad del atajo con consignas de coyuntura como aquella absurda expresión transmitida por algún medio en ocasión en que el reportero hacía esfuerzos por recoger el discurso de algún guarimbero, y uno de éstos dijo “Maduro vete ya” así, simplemente por capricho. Cambien de agenda compatriotas de las varias parcelas de oposición. Ni siquiera será el chavismo, sino las propias bases de ustedes, quienes sobrepasarán y renovarán dirigencia, con un discurso por lo menos racional y coherente.