El comandante Hugo Chávez Frías, llegó el 6 de enero de 2012 a la capital espiritual de Venezuela, Portuguesa, lleno de fuerza y ganas de vivir a pagar una promesa en la basílica menor de Nuestra Señora de Coromoto, donde realizó una ofrenda por la recuperación satisfactoria de su estado de salud.
«Vine a pagar una promesa a la Virgen reina de Coromoto así como la pague en la Grita con el Santo Cristo, es por la salud, por el pueblo, por la familia, la Revolución encarna lo principios de la igualdad, de la liberación del pueblo humilde, somos los continuadores de las doctrinas de Jesús», dijo.
Los gritos y la euforia de la gente no paraban en las afueras del aeropuerto, quienes se fueron aglomerando en las adyacencias del lugar desde horas del medio día, a la espera del máximo líder de la Revolución Bolivariana socialista.
Aproximadamente a las 5:40 de la tarde, Chávez comienza a recorrer la avenida principal hacia el templo, la cual recorrió el papa Juan pablo II en el año 96, donde la euforia de la gente aun se hacía presente, al igual que las innumerables cartas que lanzaba el pueblo emocionado, hacia el vehículo donde se desplazaba el líder venezolano, aparte de las que fueron entregadas a sus asistentes.
Dentro de la Basílica, unas 1500 personas; a las afueras una marea roja sumaban más de 15.000, levantando pancarta que escribían : “Chávez te amamos”, “Por la patria grande te necesitamos”, “Chávez cuídate, sin ti no es posible”.
Un ramo de flores y un rosario bendecido ofrendó el Presidente Hugo Chávez y su madre ante la imagen de Nuestra Señora de Coromoto durante la misa que se celebró en el templo de la Virgen.
“Yo vine sobre todo a pagar una promesa que hice en Cuba, hace seis meses, que estuve en una situación difícil (…) le pedí mucho a Dios y a la Virgen que me diera vida, que ya no es mi vida, está dedicada a la lucha por los pobres (…)Mi vida está dedicada a luchar por los ideales de Cristo: la justicia social. Y prometo que así lo haré en el resto de mi vida”, expresó el líder suramericano.
Una vez afuera, el Presidente Chávez dirigió una breve alocución a los otros cientos de personas que lo aupaban.“¡Aquí estoy de pie y entero, junto al pueblo, en la calle!”, exclamó y nuevamente llanto y euforia se apoderó de los presentes.
A continuación imágenes de ese emotivo momento: