¡Abriendo paso al socialismo! de Farruco Sesto|Avanzar con el pueblo todo el tiempo (Opinión)

En un proceso de cambio revolucionario uno de los objetivos más importantes a conseguir es la irreversibilidad. Generalmente esa es una de las obsesiones de sus protagonistas. Es decir, el sueño de los revolucionarios que siempre tratan de mirar un poco hacia delante, proyectando sus ideas e ilusiones, para hacer que se haga imposible el retroceso.

Revoluciones que se constituyeron como un hito histórico en su momento, ha habido ya unas cuantas. Pero muy pocas veces los propósitos originales lograron mantenerse vivos.

Quiero decir, para que se me entienda, que ni la “libertad, igualdad, fraternidad” reinan en la República Francesa, ni en la Rusia gobiernan los Soviets. Esto es así, lamentablemente, a pesar del impacto que sus revoluciones tuvieron en esos dos grandes países y que todavía se siente como huella imborrable.

Y es que la historia está llena de idas y venidas como un laberinto, caminos ciegos, falsas bifurcaciones, desvíos y obstáculos imprevistos que hay que sortear y no siempre con éxito. Es difícil.

Y sin embargo, … sin embargo vale la pena seguir intentándolo siempre. Luchando por garantizar la irreversibilidad del proceso. Porque una revolución, y me refiero ahora específicamente a una como la nuestra, plena de amor original, es sin duda la más grande y hermosa gesta posible, la más poética, la más completa, la más necesaria, la que nos reivindica, justamente, como seres humanos.

Ahora bien, ¿cómo se logra la irreversibilidad tan deseada? La única fórmula posible, a mi juicio, es la que nos dio el comandante Hugo Chávez. No hay otra. El lo decía: transferir el poder al pueblo. El poder político, el poder económico, el poder de las ideas, para que el pueblo sea de verdad el gran conductor de sí mismo, con un Estado fuerte a su servicio.

Por eso me gusta tanto, más allá de los errores y aciertos de tipo táctico, el planteamiento estratégico del gobierno del presidente Nicolás Maduro. Avanzar con el pueblo todo el tiempo. No hacer nada sin él. He ahí la mejor garantía de irreversibilidad de la Revolución Bolivariana. Que sea el propio pueblo el que marque los tiempos, las pausas y los adelantamientos que sean necesarios.

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