La araña feminista por Alejandra Laprea|Colonialismo y patriarcado: las dos patas del monstruo (Opinión)

Del colonialismo mucho se ha escrito desde finales de los años 60, incluso docentes de avanzada osaban tocar el tema en las aulas de las universidades.

La verdad es que yo recientemente empecé a reflexionar sobre el tema. Lo hice cuando mi hijo de unos 9 años me dijo “mira mamá una aves exóticas” y al voltearme me di cuenta que eran la guacamayas del Paseo Los Próceres”. ¿Quien le había enseñado a mi hijo que una guacamaya era exótica. La verdad que para una venezolana o un venezolano “exótica” es la fauna europea. ¿Qué implicaciones tenía eso en la formación de mi hijo?.

Desde nuestros primeros años, durante toda la vida y por todos los medios nos están dando línea de cómo definirnos y como definir el mundo.

Construimos las ideas de nosotras, nosotros, nuestro país, nuestra cultura desde la mirada del que domina. Lo nuestro se hace “exótico” porque las definiciones nos las dictan otros. Nos estamos midiendo constantemente por la vara de otro.

Fíjense en el beisbol… si, en el beisbol. Cuál es el parámetro del éxito de un jugador, el supuesto tope de su carrera, la Serie Mundial y ¿qué tiene de mundial esa serie si solo participan dos países? La supuesta hegemonía de los estadounidenses en el beisbol está basada en que se reparten entre ellos la gloria y un fuerte apoyo comunicacional y para probarlo están los resultados del “Clásico Mundial de Beisbol”, donde participan cerca de 16 países, se han jugado tres clásicos y Estados Unidos o Canadá no tiene ningún desempeño sobresaliente.

Y así, desde lo más cotidiano hasta lo más trascendente, nos imponen el colonialismo.

La otra pata con la que ha caminado el capitalismo es el patriarcado.

De este aspecto poco se habla. El patriarcado, que se manifiesta en todas y todos nosotros es realmente más astuto en eso de sobrevivir y reproducirse.

El patriarcado usa como estrategia posicionar ideas como: que no tiene incidencia en las condiciones materiales que sustentan al capitalismo, que solo afecta a un sector y no a toda la sociedad; ocultar a toda costa su papel en la reproducción de la ideología depredadora del imperialismo.

Según Silvia Federici (autora y profesora universitaria feminista y marxista): “…el capitalismo tiene una organización del trabajo que tiene dos componentes: la producción de mercancías y la de fuerza de trabajo para el mercado. Las mujeres llevan a cabo la producción de la fuerza de trabajo y la discriminación viene del hecho de que este trabajo se ha hecho invisible”.

El despojo del que somos víctimas las mujeres y las personas encargadas del cuido, mediante la invisibilización y subvaloración de su trabajo, la consideración de las actividades del cuido fuera de la esfera de lo que se considera trabajo o actividad que genera riqueza, es el primer sustento económico de este monstruo.

En este mismo espacio hemos desarrollado diversas formas de cómo el patriarcado afecta a la sociedad; por ejemplo, la feminización de la pobreza que no toca sólo a mujeres sino también, a sus hijas e hijos y otras personas dependientes que están condenadas también a la precariedad y a ser fuerza de trabajo barata.

Por último, está la naturalización de todo el sistema de opresión.

Se piensa, hasta en los sectores más progres, que los problemas de opresión de la mujer se solucionarán cuando la sociedad avance, que son postergables, que son coyunturales y no esenciales al sistema que queremos acabar.

Se olvidan de que la gran victoria del imperialismo es conseguir que sea reproducido por los más oprimidos.

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