El currículum de Manuel Martorell es impresionante. Periodista con más de 30 años de oficio a sus espaldas, experto en Oriente Medio, una de las voces más autorizadas para hablar sobre el pueblo kurdo, historiador y ahora también, gracias a Estados Unidos, terrorista.
Hace poco menos de un mes, Martorell denunciaba que tenía prohibido pisar suelo estadounidense. Su única intención era hacer un viaje con su familia a la costa Oeste. Imposible. Los billetes comprados y las reservas realizadas se perdieron. El Departamento de Estado de EEUU le había vetado la entrada por sus “actividades terroristas”.
En un primer momento, en la embajada estadounidense le dijeron que le negaban el visado porque su nombre coincidía con el de un ciudadano ecuatoriano con causas pendientes en EEUU. Se creyó lo que le contaron, no tenía por qué desconfiar, y dio toda la información que le pidieron en la legación para dejar claro que no tenía nada que ver con el prófugo de la Justicia estadounidense.
A Martorell, originario de Elizondo, Navarra, le llegaron a decir que la negación del visado igual se debía a que es “vasco”. A los cuatro meses, al recibir la notificación del Departamento de Estado, se dio cuenta de la patraña. “No hay ninguna duda de que la negativa inicial tiene que ver conmigo, no con el ciudadano ecuatoriano, que utilizaron para engañarme de una forma vil y rastrera”, comenta el periodista e historiador, que denuncia que a su mujer y a sus dos hijas, a raíz de ser considerado “terrorista”, también le han anulado la autorización que inicialmente a ellas sí le dieron para entrar en EEUU.
La acusación no es ninguna broma, ser considerado terrorista conlleva unas repercusiones más que peliagudas. Martorell cuenta con muchos apoyos. El PSOE, Izquierda Unida y Amaiur han llevado el caso al Congreso, donde han registrado diversas preguntas parlamentarias para pedir al Ejecutivo que actúe. Incluso varias asociaciones de prensa han intentado interceder ante la embajada estadounidense, pero la réplica es siempre la misma: el asunto es confidencial y es una decisión directa desde Washington.
El propio periodista ha solicitado directamente protección al Gobierno y aún sigue esperando una respuesta. Interrogado sobre este asunto, el Ministerio de Asuntos Exteriores tampoco ha contestado a este diario.
Hace ya más de un mes que fue calificado de «terrorista» por EEUU. ¿Cómo ha evolucionado el caso desde entonces?
Tengo contactos diplomáticos que me están ayudando que han intervenido ante la embajada. También lo ha hecho Carmen del Riego, la presidenta de la Asociación de Periodistas de Madrid, y la de Reporteros Sin Fronteras España, Malén Aznárez. Me cuentan que, al parecer, han conseguido que alguien del Ministerio de Exteriores se interese sobre el asunto.
Sin embargo, las respuestas que han recibido todos son en unos términos muy similares: esto es un asunto confidencial, un asunto directo de Washington y de los servicios de Inteligencia, y por lo tanto la embajada no puede informar del contenido de este proceso a terceras partes, aunque dentro de esas terceras partes esté el Ministerio de Exteriores. Ellos consideran que sólo me pueden informar a mí, pero yo tampoco he recibido ninguna respuesta.
¿Espera que el Gobierno le pueda ayudar?
Pues no lo sé. Creo que lamentablemente tiene asuntos más importantes que éste. Envié el 8 de septiembre una carta certificada a Exteriores pidiendo la protección del Gobierno español y todavía no he tenido respuesta. Supongo que lo harán, pero si no lo hacen pues tendré que ir a la oficina de la Defensora del Pueblo y presentaré una queja como ciudadano español al que su Gobierno no le hace caso.
¿Qué consecuencias tiene que sea considerado un terrorista?
Es una acusación muy grave contra un ciudadano español en estos momentos, cuando el término de terrorismo está prácticamente vinculado con el Estado Islámico o con movimientos yihadistas. ETA ha desaparecido, el IRA también, entonces, a qué tipo de terrorismo nos estamos refiriendo.
¿Cree que es posible que EEUU rectifique?
No veo ninguna salida. Me voy a quedar con esta mancha que no sólo provoca un grave perjuicio a mi prestigio como persona y como periodista. Llevo más de 30 años ejerciendo el periodismo, con cargos importantes en algunos periódicos, y todo esto me crea serios problemas a la hora de viajar. Sé que en la UE no voy a tener ningún problema porque hay un servicio diplomático español que va a reaccionar de forma inmediata, pero imagina lo que me puede ocurrir si viajo a Indonesia, Malasia o a Yemen.
Allí tal vez la seguridad del aeropuerto pueda reaccionar de forma preventiva y me metan en la cárcel y hasta que consiga un abogado o intervengan los servicios diplomáticos, que en estos países son muy débiles, puede pasar un tiempo. Veo muy difícil una solución, EEUU no se distingue por apearse de este tipo de decisiones, incluso con resoluciones del Tribunal (Penal Internacional) de La Haya que no cumple. Entonces, ¿cómo va a hacer caso a la protesta de un individuo?
HA CONTACTADO CON ABOGADOS
Me he puesto en contacto con abogados expertos en derecho internacional y me dicen que lo que tengo que hacer es contratar a un abogado en EEUU. Sé que hay movimientos y organizaciones que iniciaron vías legales en EEUU y obligaron al Departamento de Estado de EEUU a quitarles de la lista de organizaciones terroristas. Yo no puedo hacer eso, soy un periodista freelance que no pertenece a ninguna redacción, y no tengo la capacidad financiera para contratar un equipo de abogados en EEUU, que es algo ridículo.
Entiendo que una cosa así no le había pasado nunca
Jamás. Estuve en el año 92 en EEUU y no tuve ningún problema.
¿Qué cree que ha motivado la decisión de la Administración estadounidense?
Pienso que tiene que ver con mi trabajo en Oriente Medio. También puede ocurrir que se hayan intensificado las medidas preventivas a partir del 11-S, que antes no entraba en unos filtros y ahora sí. Pero no tengo ninguna explicación, ninguna respuesta, no puedo hacer ninguna reclamación o alegación, lo único que puedo hacer es especular.
De todas las variantes que veo es que alguien haya malinterpretado alguna de mis intervenciones en alguna actividad de solidaridad con el pueblo kurdo o con otros pueblos de Oriente Medio, minorías que están amenazadas en estos momentos por el Estado Islámico. Probablemente también intervinieron representantes de grupos que EEUU considera como terroristas. Yo no participo en esas actividades como integrante de esas organizaciones, yo participo como periodista especializado.
¿Se siente perseguido?
No, en absoluto. Creo que un agente de la CIA, alguien de los servicios de Información o algún diplomático ha cometido un error. Lo malo es que una vez que has entrado en los ficheros ya no puedes salir de ahí.
¿Qué busca EEUU? ¿O es sólo fruto de un mero desconocimiento sobre la realidad del pueblo kurdo?
Los servicios de Inteligencia de EEUU cometen errores realmente estúpidos y no se dan cuenta del daño que hacen. Creo con toda seguridad que este tipo de errores les lleva a tomar medidas que luego tienen consecuencias muy graves, como la guerra de Irak o como está ocurriendo con la actual crisis de los refugiados. Lo mismo se puede decir de los servicios de Información alemanes o españoles. No conocen bien lo que ocurre en la zona y eso es lo que les lleva a cometer errores.
¿Cómo es posible que EEUU califique al PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán) de organización terrorista mientras colabora con ellos para combatir al Estado Islámico?
Todos sabemos que EEUU bombardea determinadas zonas en el norte de Siria porque el PKK le dice dónde tiene que hacerlo. Los aviones de EEUU han suministrado armas al PKK. EEUU tiene una relación estrecha, de hecho están creando varias bases en Irak, con el Gobierno regional del Kurdistán de Irak, formado por dos organizaciones que de la noche a la mañana dejaron de estar en la lista de organizaciones terroristas.
¿El error que han cometido con usted también lo han hecho con las organizaciones kurdas?
Eso es más discutible. Hay muchos países, entre ellos todos los de la UE, que califican a algunas de esas organizaciones, entre ellas el PKK, de terroristas. Yo cuestiono, como muchos especialistas, ese calificativo, me parece una broma macabra. El PKK está apoyado políticamente por siete millones de votos y controla ciudades con 500.000 o un millón de habitantes. EEUU y la UE se deberían dar cuenta de que el PKK es un factor de desestabilización muy importante y deberían tenerla muy en cuenta.
Yo no voy a decir que sea una organización democrática, pero sí que tiene unos principios válidos, como se está demostrando en Siria y en algunas zonas de Turquía, como son el respeto a la diversidad religiosa y cultural de Oriente Medio. Eso creo que es la clave para encontrar una solución, no sólo a las guerras de Irak y Siria y a esa guerra no declarada formalmente entre el Ejército turco con el PKK, sino incluso para resolver de forma definitiva el grave problema de los refugiados.