En un país donde casi todas las instancias del Poder Público se escogen en elecciones (y vaya que hay muchas), el doble discurso sobre la democracia suena tan falso, que solo los muy cínicos creen engañar a la gente con el cuento de “la salida democrática”.
La única explicación para que un partido minoritario dentro de la oposición se haya atribuido como “salida” una rebelión de los ricos contra los pobres es que nunca podrá ganar las elecciones presidenciales, porque los ricos son una minoría pírrica en la población venezolana, como en todo el mundo: el 1%.
El golpe de Estado planeado consiste en crear las condiciones en las calles para que un grupito de generales comprados por Estados Unidos y la alta burguesía local irrumpa y tome el poder por la fuerza, en nombre de la pacificación del país, otra mentira que, a estas alturas del desarrollo político de Venezuela y sus aliados regionales, no podría imponerse.
Ya les falló el truco en 2002, pero vuelven a tropezar con la misma piedra 12 años después. No quieren aprender. Se acostumbraron a imponer regímenes de fuerza. Y eso es el pasado que no volverá.
Sus mejores aliados en el pasado fueron la ignorancia, la indiferencia, el miedo, la desunión del pueblo y de la región, la pobreza y la ausencia de patriotismo. Solo le quedan la oligarquía apátrida y sus medios.
Una de las falencias de la oligarquía es su gran ignorancia en materia de estrategia política. Los partidos que tenía de sirvientes en el pasado están en el basurero, por lo cual carecen de estrategas.
Los medios de comunicación que le sirven al Partido del Dinero sólo comunican propaganda, no informan: desinforman. Y así pierden credibilidad, por lo que su trabajo es basura, aunque esa basura hace daño.
¿Y sus activistas callejeros? No se puede esperar otra cosa de efebos ricos desarraigados, tirapiedras y asaltantes asalariados del odio, manejados a control remoto desde el exterior. ¿A quién le puede ocurrir que quemar supermercados, hospitales, puestos policiales y universidades produce dividendos políticos?
Solo viviendo en otro planeta se puede creer que asesinando guardias nacionales van a obtener el apoyo de la Guardia Nacional Bolivariana para un golpe de Estado fascista.
Ellos son así, no cambian, no aprenden, no evolucionan. Mucho menos comprenden que, caminando hacia atrás, no avanzan. Pero ellos creen que sí. Por eso se estrellan, de espaldas a la realidad.