Mano dura para ‘adoctrinadores’ |Gran Bretaña promueve acciones contra el Jihadismo Inglés

Encabezado por la reina Isabel II y el primer ministro David Cameron, el Reino Unido hizo un minuto de silencio este viernes al mediodía en memoria de los 38 muertos en el atentado terrorista en Túnez, 30 de los cuales eran británicos. Oficinas, negocios, clubes, bares, el campeonato de tenis en Wimbledon y, tan lejos como cerca, británicos y tunecinos en la playa de Sousse donde ocurrió la masacre se unieron a las 12 campanadas del Big Ben en un país conmocionado por el peor atentado contra civiles desde el ataque al transporte público en 2005.

Cameron ha prometido una “respuesta integral” (full spectrum), que abarcará escuelas, universidades, el Servicio Nacional de Salud y los municipios en un intento de asfixiar las fuentes de reclutamiento de Estado Islámico y evitar un atentado en el Reino Unido. Los municipios tendrán que supervisar el uso de sus instalaciones para actividades sociales y el uso de Internet para neutralizar posibles lugares de adoctrinamiento. Las escuelas y universidades añadirán como obligación adicional en la supervisión de sus alumnos la prevención de actividades de captación y reclutamiento de “organizaciones radicales”.

La misma definición de “organizaciones radicales” se ha ampliado para incluir a grupos terroristas y unas no muy claramente definidas “organizaciones extremistas no violentas”. Estas organizaciones “no violentas” no serían perseguidas por sus actos sino por ideas que las fuerzas de seguridad pudieran considerar “extremistas”. En la práctica se trata de una inmensa zona gris de potencial represión política. ¿Es extremismo oponerse a la ayuda militar británica a Irak o a la política de Israel en la Franja de Gaza?

La definición del Ministerio del Interior de extremismo es amplia. “La oposición vocal o activa a los valores fundamentales británicos que incluyen la democracia, el estado de derecho, la libertad individual y el respeto mutuo y la tolerancia de distintas creencias y credos. También consideramos el llamado a matar a miembros de nuestras fuerzas armadas como extremista”.

Una tarea de los centros educativos en esta “respuesta integral” será precisamente la divulgación de los “valores británicos”. No está claro por qué estos valores que señala el Ministerio del Interior son específicamente “británicos” ni tampoco si se modificarán los programas de estudio para incluir materias que ayuden a su “transmisión”. El martes Cameron se mostró confiado en que estos valores, a los que agregó la libre empresa, “pueden ofrecer a nuestros jóvenes mucha más esperanza que ser parte de un culto asesino que oprime a las mujeres, asesina a los homosexuales y crea horror en todo el mundo”.

En el terreno militar la “respuesta total” de Cameron tiene problemas más graves. El gobierno forma parte de la “coalición” de 14 países que operan vuelos militares sobre las fuerzas de Estado Islámico en Irak, aunque en la práctica Estados Unidos sea el responsable de la inmensa mayoría de los operativos aéreos. El jueves en la Cámara de los Comunes el ministro de Defensa, Michael Fallon, indicó que el Parlamento debería reconsiderar la posibilidad de extender estos operativos a Siria.

En agosto de 2013, el laborismo bloqueó en la Cámara de los Comunes la autorización que buscaba Cameron para realizar operativos aéreos contra Siria luego de que se acusara al gobierno de Assad de usar armas químicas. El asesinato a mansalva de turistas británicos en Túnez ha cambiado las cosas. El laborismo indicó este jueves que analizará seriamente la propuesta, pero no se espera que haya una votación en la Cámara de los Comunes hasta que la oposición elija su nuevo líder en septiembre.

Los críticos señalan que muchas de estas medidas no son más que un reciclaje de aspectos ya existentes de la política gubernamental con un nuevo nombre burocrático. En Londres, el director del Royal United Service Institute (RUSI), Malcolm Chalmers, indicó que no se entendía qué quería decir el primer ministro cuando hablaba de una respuesta de “amplio espectro”.

La extensión de la campaña a Siria tampoco pareció convencer a los analistas de este instituto que tiene casi dos siglos de vida. “Esto puede servir para satisfacer la necesidad de ‘hacer algo’ en respuesta a lo sucedido en Túnez, aunque al mismo tiempo debilite nuestra presencia en Irak”. El problema, según el análisis de RUSI, es más grave. “La cuestión en Siria no se arregla con bombas. A Siria le falta una fuerza militar en el terreno que pueda erradicar a Ejército Islámico con mayor entrenamiento, equipamiento y apoyo aéreo a los rebeldes sirios. Esto inevitablemente intensificará el contacto de los rebeldes con Assad. No creemos que este enfoque sea aprobado por el Parlamento”, señala el documento.

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