Por Manuel López|Juego de tronos (Opinión)

La oposición y los economistas que adversan al Gobierno atribuyen a razones electorales la falta de acciones que pongan fin a la crisis. Cualquier medida en materia monetaria, cambiaria y de precios incidiría en los resultados, argumentan.

Desde esta perspectiva, la lógica política está muy ligada a la mercantil: ganar o perder depende de las medidas que se apliquen en una determinada circunstancia.

Lo que no dicen los opositores que aspiran llegar al Gobierno y dominar la Asamblea Nacional (AN) es si ellos aplicarían esas medidas en iguales circunstancias. Un ardid del adversario para tomar ventaja.

Las acciones deben optimizarse en función del fin supremo: ganar. Son los entresijos de la lucha por el poder lo que está detrás del desenvolvimiento económico. No a la inversa.

Bajo estas premisas no hay términos medios, ni concesiones posibles, en el juego político, la economía pasa a ser una de las tantas variables que entran en la confrontación.

Ganar o morir parece la regla, en el momento político actual, lo demás es añadidura, hasta un planteamiento como la dolarización de la economía, que tendría como antecedente la venta de vehículos en dólares, no ha cambiado la balanza de juego.

El chavismo gana tiempo para asimilar los costos, alcanzar el equilibrio y poner la balanza a su favor. La oposición insiste en que no haber tomado medidas efectivas contra la crisis juega a su favor.

Otro escenario considera que todavía la balanza no se ha inclinado contra el chavismo y esperan “un acontecimiento decisivo”. Mientras que desde el PSUV y sus aliados se hacen esfuerzos para evitar que eso suceda.

El juego está trancado, lo que imposibilita abrir espacios para aplicar medidas que permitan salir del atolladero, mientras que la población parece ajena a esta diatriba, atrapada por el estatus de las marcas, el reino de “la magia de la mercadería” en palabras de León Trotsky.

T/ Manuel López
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