No sé cómo. Depende de la manera en que se vayan desarrollando los acontecimientos. De cómo vaya avanzando este complejo proceso de confrontación y la posibilidad de un cierto diálogo. Pero lo que sí sé es que, en último término, la guerra cruel lanzada por la burguesía contra nuestro pueblo, será derrotada.
Hay mucho comandante Hugo Chávez todavía batallando. Y cuando digo Chávez hablo de ideas, de sentimientos, de conciencias, de sueños, de voluntades. De lo que somos y constituimos. Hablo de un proyecto de Patria enmarcado en un proyecto superior de humanidad que, más allá de las contingencias, en Venezuela se hizo ya parte del ser de multitudes.
De manera que el viejo y conocido mundo que nos propone la burguesía a través de sus instrumentos políticos e ideológicos, no nos sirve. Pues es un mundo estructuralmente desalmado. Estúpido y banal. Desmemoriado. Excluyente. Despiadado. Feroz. Lleno de luminarias y bambalinas artificiales que buscan disfrazar el drama humano de la explotación y la desigualdad de pueblos, de culturas y de personas, pero carcomido en su seno. Un mundo que no termina de morir mientras el otro pugna por nacer, y al cual de ningún modo queremos regresar.
Con ese gran dibujo como fondo, y para retomar el mando político y hacer que regrese el orden burgués a nuestro país, los grandes poderes fácticos de la burguesía lanzaron esta guerra total (¡Es una guerra, no lo olvidemos nunca, no lo dudemos!) contra nuestro pueblo, contra las mujeres, contra las familias, contra los mayores, contra los niños. Con la fuerza mediática, financiera y logística de que disponen, intentan abatir su ánimo y demoler su dignidad, en una operación brutal de gran chantaje contra el derecho del pueblo a la felicidad.
Nos preguntamos: ¿Cómo terminará esto? Con el imperio acechando y moviendo los hilos, y los grandes consorcios del capital internacional participando en esta guerra real y no convencional, cualquier escenario es posible. Por mi parte, no descarto ninguno. Pero repito la idea con la que comencé esta nota: no entra en mis cálculos el panorama de la derrota popular. Al contrario, creo en la victoria y lucho por ella. ¡Hay mucho Chávez todavía!