La agencia Associated Press informó que los mercenarios rebeldes nombraron a un nuevo “primer ministro” esta semana. La AP describe al recién electo apoderado occidental, Abdurrahim el-Keib, como un académico “progresista” que ha estado durante décadas en los Estados Unidos enseñando en la Universidad de Alabama y dirigiendo la comunidad musulmana local.
Sin embargo, es mencionado brevemente como un “ex empleador” del Instituto de Petróleo, con sede en Abu Dabi, Dubai, y patrocinado por la British Petroleum (BP), Shell, Total de Francia, la Compañía de Desarrollo del Petróleo de Japón y la Compañía Nacional de Petróleo Abu Dhabi. El-Keib figura como “profesor y presidente ejecutivo” en su perfil del Instituto de Petróleo que también describe investigaciones extensas conducidas por él, patrocinadas por varias agencias y departamentos del gobierno de EE.UU. a lo largo de los años.
En esencia, el-Keib, como su predecesor Mustafá Abdul Jalil, es libio solo de nombre y ha estado trabajando para corporaciones, gobiernos e instituciones occidentales por décadas. Al igual que Jalil, o el egipcio Mohammed elBaradei, el-Keib es otro agente de los intereses occidentales haciéndose pasar por un líder étnico en un país extranjero. Que su ascenso al poder fue pavimentado por los miles de ataques de la OTAN en una operación militar de 7 meses encabezada por los Estados Unidos y el costo de las vidas de decenas de miles de civiles libios, hace de su ascenso al poder en Libia aún más una profanación a la soberanía del país norafricano.
Mientras tanto, The London Telegraph informó que los mercenarios rebeldes, respaldados por la OTAN de nuevo, voltearon sus armas en contra del otro en Trípoli, con cientos de rebeldes intercambiando disparos cerca de un hospital luego que una facción armada trató de asesinar a un paciente al que habían herido la noche anterior. El informe también cita una lista creciente de atrocidades cometidas por mercenarios rebeldes luego de notar la naturaleza “sin precedentes” de la “victoria” de la OTAN en Libia.
Mientras que los grandes medios de comunicación intentan declarase ignorantes sobre las crecientes evidencias que sugieren que efectivamente, tanto la OTAN como los mercenarios rebeldes, cometieron muchas atrocidades de las que acusaron a Gaddafi y usaron como pretexto en sus 6 meses de asesinatos, ha sido bien documentado desde que comenzó el combate en febrero que los rebeldes, lejos de ser combatientes pro-demócratas, eran realmente combatientes de Al Qaeda afiliados a los militantes del Grupo de Lucha Islámica Libia (LIFG) con una larga historia de terrorismo y barbarie.
También ha sido extensamente documentado que esos “rebeldes” han asesinado a tropas estadounidenses y británicas tanto en Irak como en Afganistán en los últimos 10 años, como indicó un informe del Centro de Lucha contra el Terrorismo West Point.
A pesar de esto, representantes del Congreso estadounidense, incluyendo el Senador John McCain, se han reunido personalmente con miembros mercenarios del LIFG elogiándolos como héroes que han “inspirado al mundo”.
HACERLOS MORIR DE HAMBRE
McCain hizo sus comentarios en Trípoli, incluso cuando los rebeldes declararon públicamente su intención de reducir deliberadamente el suministro y la asistencia médica a la población de Sirte, admitiendo “hacer morir de hambre a la ciudad hasta la sumisión” con la asistencia de la OTAN — un crimen de guerra de extrema gravedad.
La palabras no pueden describir la injusticia que se trajo a Libia, el nivel de duplicidad que se llevó a cabo, y el saqueo flagrante a la que ahora está siendo objeto la nación por parte de los estados miembros de la OTAN, facilitado por el nuevo elegido primer ministro, sirviente de largas décadas de los intereses occidentales ahora disfrazándose como el nuevo “primer ministro interino de la nación”.