Hay que apelar a la reflexión crítica para retomarla|Psicólogos socialistas advierten que está fracturada la convivencia entre la población

En el país hay un clima “altamente crispado” y como se dispone de muy poco espacio para la reflexión, la convivencia cotidiana de las venezolanas y los venezolanos se ha fracturado como consecuencia de los hechos violentos registrados en el país desde el 12 de febrero.

El anterior planteamiento fue la consideración general expuesta el pasado miércoles en el conversatorio: La Convivencia Fracturada, realizado en la Casa de las Primeras Letras y organizado por el Colectivo Psicólogos por el Socialismo, en el que se discutió sobre las manifestaciones opositoras que se han registrado en el país desde el 12 de febrero.

La actividad contó con la participación de los psicólogos Fernando Giuliani, Cristina Otálora y María Antonieta Izaguirre, quienes compartieron varios aspectos de la problemática e intercambiaron ideas con el nutrido grupo de asistentes.

VIOLENCIA PSICOLÓGICA

Giuliani, quien es profesor de la Escuela de Psicología de la Universidad Central de Venezuela (UCV), aseguró que la convivencia entre los venezolanos no solo se ha visto afectada por las guarimbas y los distintos modos de violencia que se han generado en las calles, sino también por “la violencia psicológica que ha inundado las redes sociales y lamentablemente ha afectado a la familia, a la comunidad y los lugares de trabajo”.

A su juicio, “ha sido una virulencia -que hemos tenido desde el 12 de febrero para acá- con una saturación de información de acoso, donde predomina el mensaje permanentemente amenazante. Se ha estimulado todo un imaginario acerca de los colectivos y que el país está viviendo una guerra civil”.

Por toda esa situación, manifestó que hablan de convivencia fracturada: “Si tenemos unos sujetos que personalmente sienten una carga emocional muy fuerte, con unos sentimientos predominantemente de miedo, de zozobra, de incertidumbre porque se les está haciendo vivir un sentimiento y un estado de ánimo de que el país está al borde de la ruina, eso se empieza a multiplicarse de una manera tal que no hay una posibilidad de dialogar”.

Con los hechos de violencia, el psicólogo afirmó que en estos momentos se dificulta la recuperación de los espacios de diálogo y seguridad que brinda la vida cotidiana; es decir, hablar serenamente con los amigos, con los compañeros de trabajo, los vecinos, porque “todo se inundó de una percepción de que el país efectivamente está al borde de la ruina; por eso hablamos de convivencia fracturada”.

Al referirse a la formula o su propuesta para recuperar la convivencia, planteó en primer lugar rescatar la cotidianidad. Para ello es necesario lograr que bajen de nivel todas las acciones violentas, como las gaurimbas, las barricadas, la quema de basura: “Sobre todo, que se recuperen espacios de reflexión crítica, que la gente no dé por sentado cualquier cosa que se diga, que es una actitud del público opositor”.

Las personas del sector opositor, apuntó, se encuentran en la disposición de creer “cualquier disparate que se les diga; por ejemplo, que los colectivos están matando niños, que van a invadir su urbanización, que les van a quema sus casas”.

Por ello, Giuliani hizo un llamado a todo el pueblo en general: “Nos digan lo que nos digan, lo primero que tenemos que hacer es tratar de verificar si es cierto, si es siquiera posible. Si se da por cierta la información de una vez, se instala el tema”.

Estimó que cualquier persona puede y tiene derecho a pensar que el actual Gobierno no es efectivo: “Incluso, que es prepotente y que puede haber habido algún exceso en alguna manifestación, pero de allí a convencerse de que estamos viviendo una dictadura atroz y una guerra civil, entonces, el diálogo se vuelve realmente imposible”.

Esa actitud es muy difícil de explicar desde el punto de vista psicológico, porque “no es una disociación mental; es un convencimiento real, ya que la persona ha propulsado ese pensamiento, esa interpretación de la realidad”.

VERIFICAR LAS INFORMACIONES

En su exposición, la investigadora Cristina Otálora recomendó la recuperación de la cotidianidad, la cual es de suma importancia en el ámbito familiar; incluso hacer caso omiso en ocasiones de muchas noticias que salen publicadas, por ejemplo, por el Twitter.

Hay que “revisar si las informaciones son ciertas, porque definitivamente paralizan. La gente lo que hace es encerrarse en su casa, no salir y llenarse de miedo por lo que pudiera estar sucediendo en la calle, y resulta que hay hechos que están localizados en ciertos lugares de la ciudad, por lo que no hay que interrumpir las actividades”, agregó.

También recomendó a las personas evitar discutir en los espacios laborales, o incluso en los colegios: “La gente que tiene niños no debe interrumpir sus actividades ni las de los hijos, porque luego se presenta esa disociación, ya que al quedarse en la casa van a estar pendientes de la televisión, el Twitter”.

Otálora señaló que cuando se presenten discusiones alrededor del tema político, las personas deben anteponer la relación interpersonal y los afectos: “Es decir, expresarle a la persona lo mucho que se la quiere, y que se puede discutir alrededor de este tema, pero poner la relación por encima de la posición política. No perder la relación por esa razón”. También propuso a las personas referirse a los hechos y no a lo personal; analizar la realidad.

SE BANALIZA EL VALOR DE LA VIDA

Por su parte, la psicóloga clínica María Antonieta Izaguirre sostuvo que los hechos de violencia generan mucha angustia, tanto en los habitantes de la ciudad como en quienes cometen los actos violentos.

También hizo referencia a que se ha restado valor a la vida de las personas: “Me dan escalofríos los comentarios sobre el valor de la vida. Hay una banalidad respecto a eso”.

Otro punto abordado por Izaguirre fue el relacionado con la angustia que afecta, sobre todo, a las niñas y a los niños con algunos trastornos. En especial, este último grupo se encuentra muy afectado, en particular, por los ruidos que ocasionan los cacerolazos: “Es fuerte lo que están viviendo las madres con hijos autistas cuando tienen que salir a la calle por todos los trastornos y no pueden llevar a los niños a los tratamientos”.

La psicóloga clínica recomendó, para restablecer la convivencia, apelar a la reflexión y a la meditación, “aunque hay mucho miedo del otro lado y lo tapan con la violencia. Otra cosa muy preocupante es el odio, un odio que se autoalimenta y se presenta una ruptura con la realidad”.

ANDANADAS DE FOROS

Una vez concluidas las exposiciones de los especialistas se le concedió la palabra al público asistente. Inmediatamente se formó una larga fila de personas deseosas de expresar su opinión, presentar una propuesta y compartir su experiencia sobre el clima de tensión y violencia en el hogar, la oficina, la escuela, la universidad y en las calles de Caracas.

El trabajador del Ministerio del Poder Popular para la Ciencia, Tecnología e Innovación, Rafael Rosales, consideró que la situación actual no es una causa sino una consecuencia de una operación psicológica continuada: “Esta operación ha tenido picos de intensidad. Comenzó cuando llegó el comandante Hugo Chávez a la Presidencia de la República, incluso antes, durante su campaña arrancó la operación psicológica”.

A su juicio, otro pico fue durante el intento de golpe de Estado en el 2002: “Para torcer la opinión pública, condimentarla con unas personas fallecidas y en un contexto exacerbado de violencia en la marcha del 11 de abril, para convencer a la opinión pública nacional e internacional, de que el comandante Chávez había mandado a matar a unas personas. Gracias a la conciencia del pueblo tuvimos un gran triunfo”.

Sin embargo, aseguró que la operación psicológica continúo en diciembre de 2002, con el paro petrolero: “La intención nuevamente era torcer la opinión pública para la salida del presidente Chávez”. Rosales recordó que el otro momento de máximo ataque psicológico fue durante la enfermedad del comandante Hugo Chávez, ya que “buscaron desmoralizar las fuerzas del pueblo revolucionario con toda la cantidad de rumores que se generaron”.

Indicó que se activaron los ataques durante la campaña electoral del presidente Nicolás Maduro y que en este momento, la operación psicológica está logrando que un sector de la población venezolana esté afectado.

Al plantear su propuesta para retomar una sana convivencia, Rosales apuntó: “En diciembre de 2002, cuando se libró la batalla por la recuperación de la empresa petrolera en el marco del paro, hubo una andanada de foros a escala nacional con especialistas petroleros. Por ello, propongo una realización masiva nacional de foros como este y otras estrategias. Que se le coloque cientificidad a la situación para atacar el problema de salud pública que tenemos, gente atacada en su mente y su corazón”.

ESCUCHARNOS TODOS

Al referirse a la convivencia, Lidia Caldeira, del Colectivo Socialista Universidad Nacional Abierta, manifestó que en las comunidades populares antes de todo este proceso se respetaban y se reconocían entre sí a pesar de sus diferencias políticas.

“A partir de esta ruptura, del 12 de febrero para acá, hemos visto cómo, en esas comunidades, algunos vecinos increpan e insultan a los chavistas. Pero pienso que nosotros debemos captar esas cosas que los acercan; llevarlos otra vez al centro, al entendimiento”, agregó.

Sobre su propuesta, expresó: “Todos tienen un origen común en su comunidad, su comunidad es su casa y su hábitat. Es donde tienen la familia, juegan, sueñan y viven. Se trata de unirlos en esos puntos, alejarlos un poco de la virulencia que hay en las redes sociales y llevarlos al reconocimiento mutuo”.

En ese sentido, señaló que se pueden utilizar los espacios comunes a las comunidades, como las plazas, un teatro, una iglesia: “La idea es invitarlos a conversatorios, a hablar. Vamos a escucharnos todos y diga lo que piensa, pero entran todos sin condiciones. Qué consideran que se debe cambiar”.

BUSCAR ÁMBITOS PEQUEÑOS

A juicio de Dana Bermúdez, psicóloga del Instituto de Mejoramiento Profesional de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL), es difícil resumir los hechos que desencadenaron el quiebre de la convivencia: “Estamos en una lucha política en la que cada quien está peleando por sus intereses; sin embargo, para restablecer la convivencia creo que deberíamos partir de elementos naturales, básicos e intuitivos por la resolución de conflictos que favorecen la convivencia”.

Explicó que es necesario rescatar los puntos en común y utilizar las normas: “Es ver a la otra persona como a un igual. Necesitamos de alguna manera conciliar. No hablemos de espacios de Estados y de gobiernos; hablemos de casa, colegio, trabajo, en esos ámbitos pequeños que es donde nos está afectando. Y tratar desde nuestra actitud y lenguaje físico, verbal y corporal siempre estar dispuestos a conversar y a escuchar”.

Bermúdez aseguró que incluso no es necesario aceptar los planteamientos de la otra persona, pero “comprender que la otra persona tiene una diversidad de opiniones, la cual yo debo respetar y evitar los lenguajes ofensivos, porque de alguna manera es una agresión y aminoramos a una persona que es nuestra igual”.

USO PRUDENTE DE LA REDES SOCIALES

El profesor de la Escuela de Psicología de la UCV, Fernando Giuliani, reiteró que para restablecer la convivencia es necesario recuperar esos espacios de reflexión para lograr iniciar un diálogo por medio de la capacidad de la reflexión crítica.

“Esta actitud no significa que yo cambie mi ideología política, sino que tengamos más espacio para meditar. Hay que salirse de la redes sociales, o al menos hacer un uso de ellas reduciendo o eliminando los mensajes de odio, que han contribuido demasiado en toda esta situación”, añadió.

Enfatizó que “lo que se está moviendo en las redes sociales es realmente un asunto sumamente grave, porque tiene una particularidad, pareciera que no permiten la reflexión. Son millones de personas recibiendo y enviando todo tipo de menajes, pero además con una actitud muy dispuesta a creer cualquier barbaridad”.

T/ Leida Medina
F/ Héctor Rattia