Por Hildegard Rondón de Sanso|Las siete propuestas (Opinión)

Antes de las 4 a.m. de este miércoles 9/11, uno de los grandes pensadores contemporáneos Ignacio Ramonet, nos ofrecía su contundente análisis de las razones que explican la victoria de Donald Trump, declarada esa misma madrugada. Solo una mente aguda; con poder de síntesis, profundamente conocedora de la geopolítica mundial, podría sacar conclusiones tan certeras al explicar las razones del triunfo de Trump y su significado, enunciando la inexplicable inversión de la tendencia que lo calificaba como “perdedor”.

La primera de las razones fue su ataque frontal al poder mediático, al cual considera repugnante y corrupto.

La segunda está en la denuncia que hiciera de la globalización económica, por haber acabado con la clase media, poniendo como simple ejemplo que en Estados Unidos en los últimos 15 años, 60.000 fábricas cerraron, desapareciendo 5.000.000 de empleos.

La tercera se encuentra en su proposición de aumentar los gravámenes sobre las importaciones para que el país readquiera su grandeza y, por ello, desea separarlo del Tratado de Libre Comercio (Nafta) y del TPP (Acuerdo Trans-Pacífico de Asociación Económica) por considerar que este último va a ser un golpe mortal para la industria manufacturera.

La cuarta estuvo en su rechazo de los recortes neoliberales en materia de seguridad social. Múltiples electores víctimas de la crisis económica de 2008, o con mas de 65 años, necesitan de las pensiones y del seguro de salud. Trump prometió no tocar los avances de Barack Obama en tales materias y ayudar en la solución de los sin techo; reformar las contribuciones de los pequeños contribuyentes y suprimir el impuesto federal que afecta a millones de hogares modestos.

5. Propone aumentar los impuestos a los corredores que ganan grandes fortunas y aplicar la ley de 1933 que separó la banca tradicional de la de inversiones (Ley Glass-Steagall).

6. En política internacional apoyaría una alianza con Rusia para combatir al Estado Islámico.

7. El reconocimiento de que EEUU ya no puede imponer la paz a cualquier precio, porque su enorme deuda pública le impide disponer de recursos necesarios para una política intervencionista.

Por lo que respecta a los efectos del triunfo de Trump indica que significa una nueva derrota de los grandes medios dominantes y de las encuestas de opinión. Lo anterior hace que toda la arquitectura mundial establecida al final de la II Guerra Mundial se derrumbe y “los naipes de la geopolítica se van a barajar de nuevo”. La frase que Ignacio utiliza es dramática: “… entramos en una era nueva, cuyo rasgo determinante es lo desconocido. Ahora todo puede ocurrir”.

La vinculación del triunfo de Trump con sucesos actuales análogos está en el hecho de que la crisis financiera de 2008 cambió las cosas y nada es igual en ninguna parte, entre ellos, la democracia ha perdido credibilidad y los sistemas han sido sacudidos a fondo.

Este fenómeno ha llegado a Estados Unidos produciendo esta revolución electoral que estamos presenciando que ningún analista supo prever y señala que, aunque pervive la bicefalía entre demócratas y republicanos, la victoria de Trump no encaja en ninguno de los grupos por su “estilo directo, populachero y su mensaje maniqueo y reduccionista”, así como por su llamado a los bajos instintos de algunos sectores de la sociedad, lo cual era ajeno a los políticos estadounidenses.

El Autor señala que lo sucedido puede denominarse como “la rebelión de las bases”, que no es otra cosa que la fractura de las élites políticas, económicas, intelectuales y mediáticas con el piso del electorado conservador.

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