Por Kenny García Ortega|Triturar valores (Opinión)

La “guerra no convencional” busca destruir a través de la desmoralización al enemigo, persigue golpear el ímpetu defensivo del contrincante sin acciones violentas formales, pero sobre todo apunta a pervertir el orden social existente en el país objetivo para que así sea viable el cambio de autoridades que “reponga el orden y la normalidad”.

Todo está vinculado con las percepciones que las masas tienen sobre la circunstancia adversa que viven. Mas aun, dicha circunstancia crítica da pie para que el marco de referencia conductual de cada individuo se desdibuje, privilegiando el bienestar personal por encima del colectivo. La política y lo público caen en el olvido y parece que alguien gritara cada segundo “¡sálvese quien pueda!”

A través de diferentes tácticas se bombardea la psiquis pero sobre todo la guerra económica impacta en la zona de confort de los habitantes de nuestro territorio. En nuestra sociedad de consumo, en la que el consumo se ha convertido en un fin en si mismo, se entorpece el eje de la cotidianidad al afectar la dinámica que caracteriza la compra de alimentos y artículos de consumo masivo. No existe certidumbre y lo mas básico para la existencia no está garantizado, bien sea real o perceptivamente.

De esta manera se pervierte la sociedad porque cada quien persigue un propósito particular antes que colectivo para garantizar la subsistencia propia. Las normas y leyes son pisoteadas con “justificación”. Las excusas y argumentos que dan validez a conductas amorales predominan en el ambiente. Muchos se dejan llevar por la corrupción, la deshonestidad, el pillaje, la viveza criolla y adoptan en su cotidianidad maneras de actuar propias de la élite económica que a través del malandraje, saqueo y la explotación han tenido sumida en el atraso a nuestra Venezuela durante décadas.

El ser civilizados, ser un pueblo consciente y formar una ciudadanía ejemplar se convierte quizá en anhelo de unos pocos. Los valores y principios son triturados por la dureza de los acontecimientos, en una sociedad sin socios. Se olvida el bien común y cada quien recuerda todos sus derechos, mientras los deberes caen víctima de la amnesia selectiva de gran parte de la masa. Sin embargo, muchos otro resisten el embate de la adversidad y se mantienen firmes en sus valores, sus principios y se aferran a la ética. ¿En cuál lado queremos estar?

@CyberRevol