Por Luis Carlos Galán|¿Igualitos pero al contrario? (Opinión)

Esta semana cedemos el espacio a un camarada, profesor universitario colombiano, que nos ofrece su visión sobre la situación de la frontera, y quien nos envió el siguiente texto (CEG).

¿Qué piensa Usted de Venezuela en relación con Colombia?

Es lo mismo, pero al revés”

Lo contenido en el anterior epígrafe, dicen que lo dijo Galán, el inmolado político colombiano y candidato presidencial, poco antes de su asesinato.

En una reseña del libro Colombia-Venezuela: historia intelectual escrito por Juan Gustavo Cobo Borda, dice Andrés García Londoño que tal vez no haya mejor frase para describir a un par de hermanos.

Sabemos que la declaratoria de “estado de excepción” contra el paramilitarismo, por parte del Gobierno Bolivariano, en busca de una frontera de paz, intentaron, encender una “hoguera de emociones” en amplios sectores de nuestros dos países.

Quien esta nota escribe colaboró junto con algunos paisanos de regiones fronterizas en el proyecto de crear un Observatorio Bolivariano de la Frontera, hacia 2005, con sede en el estado Táchira.

Desde entonces, la mayoría de los participantes en tal proyecto, militantes de izquierda, refugiados en Venezuela –por la amenaza del Gobierno ultraderechista colombiano– expresaban su preocupación ante el visible y creciente copamiento de sectores económicos estratégicos por parte de fuerzas paramilitares a lo largo de toda la frontera.

Al iniciarse el cierre indefinido de esta frontera, hace 60 días, expresé mi saludo a tal medida en Twitter, pese a la hostilidad hacia quienes expresamos opiniones favorables a las medidas del presidente Nicolás Maduro.

Ante algunas preguntas capciosas de un representante estudiantil, le sugerí un evento -que no aceptó- en el que pensaba leerles a quienes hubieran hecho presencia, los bellísimos pasajes del “Breve diálogo entre el Héroe y un niño” contenidos en una cartilla con la que mi madre aprendiera a leer y concluir con el acuerdo sagrado que Miguel Otero Silva hiciera con nuestro Nobel de Literatura:

“Por mi parte, tengo concertado un pacto con Gabriel García Márquez, cuya única cláusula nos obliga, en la circunstancia inverosímil e irracional de una guerra entre nuestros países, a echarse él a las calles de Bogotá gritando ¡Viva Venezuela!, al mismo tiempo que yo me echo a las calles de Caracas gritando ¡Viva Colombia!”

antoniojose_2002@yahoo.es