¿Por qué en la Revolución pensamos tan fácilmente en el enemigo equivocado?

POR: ALBERTO ARANGUIBEL B.

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La misma semana en que aparecen en todos los medios del Estado y en las redes sociales que la empresa Venalum produce más de 7.000 toneladas métricas mensuales de aluminio; que se da cuenta del arribo de 842 toneladas métricas de alimentos, medicinas y artículos de higiene al Puerto de La Guaira; que se reporta la incorporación de 2.000.000 de cilindros (bombonas) de gas a la empresa Gas Comunal, en la carretera vieja Caracas – La Guaira, alcanzándose así a más de 20.000 familias que se benefician en todo el país de ese preciado servicio; que se muestra ante los medios de comunicación el avance de más del 75% en las obras de rehabilitación de colectores y sistemas de bombeo para garantizar el suministro de agua a nivel nacional; que el Ministerio Público informa de la incautación de 2.000.000.000 de bolívares en billetes del nuevo cono monetario que estaban siendo usados para la guerra económica contra el pueblo; que la empresa estatal petrolera, PDVSA, cancela sus compromisos con los bonos 2020 aún en medio del criminal cerco financiero impuesto por el imperio norteamericano contra Venezuela; que la SUNDDE, que ha fiscalizado este mes un total de 611 distribuidores de pollo y carne en todo el país, encontró y comisó más de 400.000 kilogramos de pollo acaparados en el Estado Lara, con lo cual se alcanza el total de decomisos y puestos a la venta del pueblo a precios justos la cantidad de 608.705 kilos de pollo y 94.597 de carne de res; que son capturadas más de 500 personas por sabotaje y hurto de equipos estratégicos en las redes telefónicas del Estado; que se alcanzó solo en este mes la cifra de 25 detenidos por robo de cables y saboteo del servicio eléctrico (además de la lamentable muerte de un promedio de 3 saboteadores que mueren en el intento de robar cables del sistema); que se están distribuyendo hasta la fecha más de 71.000.000 de cajas Clap como parte del ataque frontal del Gobierno contra la especulación; que el Presidente de la República aprueba recursos para la rehabilitación de las principales vías y troncales de todo el país; que el próximo mes llegarán al país 73.000 cauchos y 36.000 baterías para ser distribuidos entre los transportistas a nivel nacional; que entran en servicio desde ya 89 aeronaves especializadas en prestar primeros auxilios a los usuarios de las principales autopistas, así como 327 ambulancias y 113 grúas en 240 puntos de control y 144 puntos de atención médica avanzada de Protección Civil y Bomberos, con un despliegue de 107.888 funcionarios en 5.991 vehículos, 6.226 motocicletas y 364 embarcaciones; que continúa el desmontaje de la red de corrupción en Pdvsa, que había venido siendo protegida judicialmente por la ex Fiscal General de la República, con la aprehensión de más de 32 altos funcionarios de esa empresa así como de las filiales Petrozamora, Pdvsa Monagas, Petropiar, Bariven y otras dependencias; que se inicia con muy buen pie el refinanciamiento de la deuda externa venezolana; que el Presidente Nicolás Maduro decreta una nueva elevación del salario mínimo y de las pensiones sociales, así como del Cesta Ticket, para todas las trabajadoras y trabajadores del país, incluyendo los anuncios de incremento en la asignación de beneficios a los planes Hogares de la Patria y Chamba Juvenil, de bono navideño para más de 4.000.000 de titulares del Carnet de la Patria y las bonificaciones para el pueblo con el Clap Navideño y la distribución gratuita de más de 16.000.000 de juguetes, esa misma semana, insisto, sigue habiendo gente que pregunta por esas mismas redes sociales “¿Y el gobierno no piensa hacer nada para ayudar al pueblo?”.

Que se celebren reuniones con los gobernadores recién electos (incluidos los opositores que fueron favorecidos con el voto popular) para articular acciones y asignarles recursos importantes para cada una de sus gestiones; que se sigan construyendo viviendas en forma masiva destinadas para el vivir bien de las venezolanas y los venezolanos; que la población entera pueda seguir disfrutando de una educación gratuita y de calidad, así como de la gasolina más barata del mundo y de una cobertura en pensiones a la casi totalidad de los adultos mayores gracias al subsidio por parte del Gobierno revolucionario, no es para ninguna de esas personas signo alguno de preocupación por el pueblo ni respeto a sus derechos humanos.

Apenas aparece una posibilidad de acusar de ineficiente, o de corrupto, o de tirano, o de malandro, al gobierno, de inmediato se desatan los demonios del tuiter, por muy infundada y sin sentido que sea la acusación, hasta entre las mismas filas de la militancia revolucionaria, de donde salen de la manera más sorprendente una cantidad de escribidores (ofrezco disculpas por el preciosismo, pero les disgusta mucho que se les diga “guerreros del teclado” o algo parecido) a atacar de inmediato y con la más inclemente saña al liderazgo revolucionario como si del peor enemigo se tratara.

Que el Presidente Nicolás Maduro haya convertido, él solito, a la oposición en polvo cósmico en medio de la más cruenta guerra que contra gobierno alguno se haya desatado jamás en nuestro suelo, enfrentado al más poderoso enemigo que pueda enfrentar presidente alguno sobre la tierra, triunfando en los procesos electorales en los que ni siquiera los más ilustrados e insignes analistas daban por favorables a la revolución, aplastando la violencia más sanguinaria y mejor estructurada que país alguno haya padecido, no representan de ninguna manera logros del gobierno para esos bien intencionados camaradas.

La tenacidad en la búsqueda del equilibrio, la objetividad y hasta del perfecto derecho revolucionario que tienen hoy para ejercer la autocrítica, sobrepasa muchas veces en algunos de ellos la capacidad de raciocinio, llevándoles por momentos a terrenos de evidente incoherencia y hasta de clara contradicción revolucionaria.

Previniendo la indignada reacción de aquellos que se ofenden cuando alguien intenta apenas un comentario al respecto, y atendiendo el llamado persistente e infatigable del Comandante Chávez en relación a la unidad por encima de cualquier otra prioridad en la Revolución, he optado por no comentar aquí en lo absoluto mis opiniones sobre esas reacciones intempestivas de aquellos camaradas que se consideran en la obligación del cuestionamiento por el cuestionamiento en sí mismo.

Solo quiero compartir en esta oportunidad unas imágenes que se me vinieron a la mente con un texto que algún compatriota publicó a través de un foro revolucionario en las redes, y que fuera aplaudido por uno que otro camarada que por ahí se aparecía replicándolo.

En dicho texto el escribidor le exigía al Presidente y a los Constituyentes que “muevan ese C.U.L.O.” colocado por él mismo así, con signos de puntuación y en mayúsculas.

Insisto, no pretendo acusar a nadie de “traidor”, ni de “talibán”, ni de “ultroso”, ni de “vendido” o de “trotskista” siquiera. Mi intención es la de compartir sanamente con los lectores lo que se me vino a la mente con aquel particular texto.

O más bien, lo que no se me vino a la mente. Porque hay cosas que no son posibles de imaginar.

Uno no imagina, por ejemplo, a ningún londinense increpando con semejante expresión escatológica a alguien como el Primer Ministro de Inglaterra, Sir Winston Churchill, durante los bombardeos nazis sobre Londres, que obligaban a la gente a dormir en los subterráneos en andenes llenos de ratas y aguas negras estancadas por la rotura de las tuberías que las bombas enemigas ocasionaban.

Mucho menos es imaginable un ruso cualquiera gritándole airado al camarada Stalin en medio del terrible asedio que padeció durante meses la ciudad de Leningrado, y que obligaba a sus habitantes a comerse las suelas de sus propios zapatos ante la imposibilidad de acceder a alimentos por el bloqueo del cual eran víctimas, nada de: “¡Camarada Stalin; mueva ese culo!”, ni nada parecido.

Tampoco es posible visualizar mentalmente a ningún cubano en pleno Periodo Especial, que tanta hambre y padecimientos le causó a Cuba a raíz de la caída del Bloque Soviético, y sometidos como estaban al brutal bloqueo económico del imperio contra la isla, gritándole a Fidel en la calle semejante conminación.

Cada uno estuvo al frente de sus ejércitos y de sus pueblos a la hora del padecimiento más terrible y frente a los enemigos más implacables. Pero a ninguno se le registra en la historia siendo objeto de una tan extravagante impronta.

En la Revolución Bolivariana, de estirpe caribe y guerrera como ninguna otra, sí es perfectamente posible tal fenómeno.

Originales que somos. Más nada.

@SoyAranguibel