Por Tulio Monsalve|El Presidente que ríe (Opinión)

La risa desde siempre se tuvo como una tregua a un deseo inconfesable, o no. También como un destello erótico de algún deseo reprimido. O un discreto gruñido del corazón para derrotar una incontrolable calma.

No sabemos aún por qué este Presidente, en boga por sus inabarcables errores y promesas incumplidas, sigue sonriendo, tal como lo veo en la prensa.

Cada sonrisa plástica de las que exhibe pareciera mas una muestra sacada de su repertorio de los irrefrenables tic que nos aplica como defensa para evitar que el contrario lo mantenga contra las cuerdas.

Tiene risa de sobra para evitar las evidencias de la verdad o evadirlas con la complicidad de una coqueta monería.

Ríe porque quiere evadir los medios, y el poder económico que lo abusa. De esta forma los complace y evade comprometerse, y mas cínico se advierte.

Se le pregunta por las afrentas y asesinatos de policías blancos contra los afrodescendientes, como él, en Ferguson y sonríe. Se le muestra foto del joven Gray masacrado por la policía de Baltimore u otras de la represión contras la población y el estado de sitio establecido y no le falta a Barack Hussein Obama la risa para ilustrar la historia de sus actos.

Así y todo tiene abundante risa, y toneladas de humor, muy negro por demás. Frase no racista, aunque reírse del dolor de las muertes de gente de su color es como mucho.

Para qué citarle el millón de asesinados por la tropas en 10 años de ocupación de Irak, igualmente su risa tratará de banalizar esta gran mancha de su historia.

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