Quiero aprovechar hoy este espacio para intentar conversar con el presidente de Estados Unidos, Barack Hussein Obama, ya que él no se permitió dialogar e intercambiar ideas con la mayoría de las y los dignatarios que asistieron a la VII Cumbre de las Américas que concluyó el pasado fin de semana en Panamá.
Presidente Obama: ¿Usted desea derramar lágrimas y manchar en sangre a la República Bolivariana de Venezuela? La humanidad le censura y lo excluirá del seno social aunque una historia banal le permita vivir poco tiempo en su página.
Presidente Obama: Su arrogancia causa espanto, se alarma la conciencia, se fatiga la imaginación recorriendo una vía de sangre, crímenes y horrores de aprovechamientos, robándole el petróleo a países del Medio Oriente, y además buscan el de Venezuela por decreto firmado por usted y ratificado por el Congreso de su país.
Presidente Obama: Usted no tiene moral para acusar al presidente Nicolás Maduro de “violador de los derechos humanos” en Venezuela. Guarimberos amparados por usted asesinaron a 43 civiles y militares, más de 800 heridos. Jamás se utilizaron armas de fuego para detener la embestida terrorista de estos criminales, varios de ellos están detenidos para ser enjuiciados por sus crímenes y usted cómplice mayor pide libertad para esos verdugos.
Hoy el mundo siente indignación y espanto cuando el Premio Nobel de la Paz solicita un decreto al Congreso de su país para atacar a la República Bolivariana de Venezuela por ser una “amenaza”.
Peligro es usted, presidente Obama, que ha cometido más crímenes que sus antecesores sin ser ellos acreedores a un Nobel de la Paz.
Ayer fue una gloria con el Nobel, hoy una vergüenza; ayer el triunfo, hoy su decadencia marcada para siempre. Sin escrúpulos sobre el orgullo de su origen, en donde asesinan a afrodecendientes por tener el mismo color de su piel y no ofrece al Congreso una ley para castigar estos crímenes y así dicen en EEUU ser defensores de los derechos humanos.