«¿Esa es la lista para los comandos de campaña?», pregunta una chica de camisa negra con una mano blanca estampada. A su alrededor se aglomeran varios jóvenes que hacen señas a las personas que están al otro lado de la barrera para ver si los dejan entrar, pero nada; si no estás registrado, no pasas.
La pugna es para ingresar al Aula Magna de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), donde el pasado lunes se reunieron los cinco precandidatos de la derecha que buscan el apoyo «unitario» de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) con la promesa de debatir sus propuestas en materia de seguridad, empleo y educación.
Aunque hubo llantos, protestas y consignas a las afueras del recinto, los únicos que pudieron ocupar los asientos acolchados del auditorio eran quienes tenían sus nombres estampados en las listas, distribuidas en las categorías de: políticos, comandos de campaña y prensa, esto últimos sin cámaras de video. El evento iba a ser transmitido en vivo e íntegramente por el canal opositor Globovisión.
El interesado en ingresar debía presentar su cédula de identidad para verificar su nombre en el registro, y si aparecía, el encargado de la logística proseguía a entregar un brazalete de colores que ajustaba en la muñeca del afortunado.
Una vez superado el obstáculo de la lista, los efectivos de seguridad en la baranda y el guardia apostado en la antesala a la puerta del auditorio, finalmente se lograba la entrada al Aula Magna para ver el «debate», una discusión con preguntas previamente seleccionadas y que sería televisado hasta con cortes comerciales.
SIN DEBATE
«Vamos, vamos, veinte segundos para comenzar», gritó Jesús María Casal, ex decano de la Facultad de Derecho de la Ucab, quien participaría como moderador del encuentro para apresurar a los precandidatos, en especial a Henrique Capriles, que fue el último en salir de la maraña de cortinas negras hasta el escenario donde compartiría con sus colegas de la MUD, Diego Arria, Pablo Pérez, María Corina Machado y Leopoldo López.
La sala colmada de políticos e integrantes de comandos de campaña de cada uno de los precandidatos estalló en aplausos y vítores. Entretanto, cientos de jóvenes a quienes les impidieron el acceso a la sala arreciaron sus gritos en protesta sin que eso sirviera para abrir las puertas del recinto para permitirles la entrada.
Minutos antes de que iniciara la ceremonia, el diputado opositor Ismael García había acusado al gobierno de supuestamente debatir «en una especie de yo con yo», sin embargo, los encargados de formular las preguntas a los aspirantes opositores eran miembros de los partidos políticos que participan activamente en sus actos proselitistas.
Pese a que la promesa de debate implicaba una confrontación de ideas y propuestas de gobierno, así como no hubo preguntas incómodas, tampoco hubo disenso. Los planteamientos de los precandidatos se limitaron -en un minuto por cada negro televisivo- a atacar la gestión del Presidente Hugo Chávez con la exposición de cifras sin sustento y la promoción de ideas de corte populista como la entrega de dinero a familias «para que sus hijos no dejen las escuelas», promocionada por López.
El gran ausente del encuentro fue Pablo Medina, quien no pudo participar porque previamente la MUD rechazó su inscripción en las primarias por no haber cancelado un cheque de un millón 100 mil bolívares, equivalente a 250.000 dólares. El único que dijo lamentar su exclusión fue Arria, quien pagó su propia postulación por no contar con el apoyo de ninguno de los partidos conservadores del país.
«Esto fue como un foro», dijo uno de los jóvenes que salía del recinto una vez finalizado el evento. Tal vez, como lo planteó el ex decano de la UCAB, ese recinto servirá para el debate «en una próxima oportunidad».