La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, asistió este jueves a una misa en homenaje a las 238 víctimas mortales que dejó el incendio de la discoteca Kiss el pasado 28 de enero, y por el cual se declararon 30 días de duelo en el país suramericano.
En compañía de una gran comitiva ministerial, la Jefa de Estado hizo acto de presencia en la Catedral Metropolitana de Brasília (capital), donde también asistieron centenares de familiares de las víctimas.
La ceremonia religiosa se realizó a petición de la mandataria, quien ha manifestado su solidaridad desde el mismo día del incendio, y pidió a todo el Ejecutivo el compromiso de asegurar que tragedias como estas “jamás se repetirán”.
“Hablo del dolor indescriptible para recordar la responsabilidad que todos nosotros, del poder Ejecutivo, tenemos con la población y ante esto tenemos el compromiso de asegurar que tragedias como esta jamás se repetirán”, expresó Rousseff en un acto oficial el mismo día del incendio.
El pasado 27 de enero, un voraz incendio se registró en la discoteca Kiss de Santa María, al sur de Brasil.
Según testigos, dentro del local (que había superado su capacidad) los músicos usaron fuegos artificiales que desataron el fuego y una nube de humo tóxico; dejando atrapadas en el recinto a centenares de personas, en su mayoría jóvenes.
Rousseff, que al momento de enterarse estaba en Chile participando en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), suspendió inmediatamente la actividad y regresó a su país para ayudar en lo posible a los familiares de las víctimas.
Además de los muertos, las llamas y el humo dejaron más de un centenar de heridos. Las autoridades policiales denunciaron que el local no cumplía con normas de seguridad.