El socialismo que promueve la Revolución Bolivariana es profundamente democrático, popular, latinoamericano y de reivindicación social, indicó este sábado el presidente de la República, Nicolás Maduro.
En un artículo escrito por el mandatario nacional, difundido por la Cancillería de la República, señaló que la derecha mundial le puso un letrero de socialismo viejo a Venezuela para atacar al país.
«Porque ese socialismo contra el que ellos se pelean no es aquel con el que comulgamos las democracias inclusivas, plenas de pueblo que vivimos el siglo XXI. Nuestro socialismo es particular, popular y profundamente latinoamericano. Como lo dijimos claramente durante la Asamblea de las Naciones Unidas el mes de septiembre pasado: el nuestro es un proyecto autónomo de revolución democrática, de reivindicación social, es un modelo y un camino propio que se basa en nuestra propia historia y en nuestra cultura», indicó.
En el texto, Maduro precisó que la democracia venezolana es distinta a la europea o estadounidense porque su base es el pueblo soberano y no las élites.
Destacó que a finales del siglo XX, América Latina salió del periodo de las dictaduras impulsadas por Estados Unidos.
«Aprendimos la lección, pues nos pasó durante siglos. En vez de enriquecer la cultura propia con lo de afuera, las élites latinoamericanas y sus modas liberales permanentemente intentaron refundar Europa en el corazón de América. Destruyendo de paso y de nuevo todo lo que parece distinto. Élites para las que el otro, el indio y el negro, éramos más bien el mono antes que el humano» subrayó.
Indicó que la democracia venezolana se fundamenta sobre tres fundamentos: la realización pacífica y periódica de elecciones; los mecanismos de democracia directa dirigidos a organizaciones de barrios y partidos políticos para que tengan acceso y control de los recursos públicos; y porque «en Venezuela es el pueblo el que manda, no las élites».
«En Venezuela es el pueblo el que se autogobierna, porque fue su Asamblea Constituyente la que concibió y redactó su propia constitución. No somos ni queremos ser un modelo de democracia. Somos, en cambio, la democracia que definió y defiende su pueblo, la que él amasa en un esfuerzo cotidiano contra las mentiras y los falsos positivos. Una democracia imperfecta que trabaja día a día por ser de todos y más justa», señaló.