El presidente de Perú, Ollanta Humala, negó este martes que el gobierno intervenga con fines políticos en una investigación judicial sobre denuncias de cobros de sobornos por indultos otorgados masivamente por el exgobernante Alan García.
En diálogo con la prensa, tras participar en un acto público, Humala reiteró también, sin individualizar, que cualquier exgobernante que sea objeto de acusaciones debe hacer las aclaraciones del caso.
Hizo la observación ante una pregunta sobre sospechas que pesan sobre sus dos antecesores, García (1985-90 y 2006-11) y Alejandro Toledo (2001-06), el primero de los cuales atribuye a supuestas manipulaciones oficiales las pesquisas sobre el caso «narco-indultos» y otros que investiga una comisión parlamentaria.
En el caso de los indultos, este lunes fue detenido el extitular de la comisión de Gracias Presidenciales, Miguel Facundo Chinguel, exabogado de García y señalado por testigos como cabeza de la operación de cobro de sobornos por reducciones de penas.
Chinguel, cuya detención ha respaldado García, sostuvo que es víctima de persecución gubernamental, a lo que el jefe de Estado señaló que quienes son acusados de corrupción deben defenderse sin pretender distraer a la opinión pública con falsas acusaciones.
Entretanto, el procurador anticorrupción, Julio Arbizu, manifestó que Chinguel no es el único responsable de los «narco-indultos» como aparentemente pretenden hacer creer García y su Partido Aprista.
«Quien dice que es el único responsable, miente», señaló el abogado del Estado y señaló que la investigación del Ministerio Público, que investiga a otros 13 exfuncionarios y exreclusos, apuntan a todos los involucrados.
La Fiscalía ha pedido que Chinguel permanezca preso durante los nueve meses de plazo de la investigación y según fuentes judiciales y medios de prensa el juez a cargo podría ordenar más detenciones, entre ellas la del exministro aprista de Justicia Aurelio Pastor, bajo cuya gestión se tramitaron la mayoría de los indultos.
El expresidente García dijo meses atrás que revisó uno por uno los expedientes y otorgó los indultos solo, sin consultar con nadie y por compasión con presos de poca monta, para despoblar las cárceles, aunque hay cientos de criminales de alta peligrosidad entre ellos.