El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, advirtió este jueves en un mensaje a la nación que el estallido de un conflicto confesional en el país perjudicará a todos por igual.
En un mensaje difundido por la televisión horas después de un combate en el norte entre el Ejército y opositores que dejó más de 140 muertos, al Maliki exhortó a los clérigos a «tomar la iniciativa y no permanecer en silencio ante los que quieren retrotraer el país a la guerra civil sectaria».
El martes pasado soldados y agentes de seguridad atacaron un campamento de protesta de miembros de la comunidad musulmana sunita iraquí en la ciudad norteña de Hawiya con saldo de 53 muertos y 128 heridos.
Horas después desconocidos armados tomaron la ciudad de Soleiman Bek, también en el norte, y cortaron la estratégica carretera entre esta capital y la localidad de Tuz Khurmatu, según funcionarios locales.
En el campamento en Hawiya estaban concentrados hace meses miembros de la comunidad musulmana sunita en protesta por lo que califican de discriminación por parte de las autoridades, compartida por los residentes en las provincias de Al Anbar y Niniveh, en las cuales fueron suspendidos los comicios del domingo pasado debido a las graves condiciones de seguridad.
El terrorismo y (la red) Al Qaeda son los peores enemigos de Irak en este momento, dijo el jefe del gabinete, en alusión a los incidentes en el norte y la ola de atentados de los últimos seis meses contra zonas en las que residen musulmanes chiítas la cual ha costado la vida a más de mil 400 personas en ese lapso, según recuentos oficiales.
La secuencia de atentados y ataques por razones confesionales es la peor desde 2006 y constituye un fenómeno sin precedentes en el Irak anterior a la invasión y ocupación militar estadounidense en 2003 bajo el pretexto de la existencia de armas de destrucción masiva que nunca fueron encontradas.