De una cepa importada de Pensilvania, Estados Unidos a Venezuela, cada dos meses, hasta la Finca San Pedro, ubicada municipio Torres del estado Lara, José Gutiérrez representante de la misma conjuntamente con su equipo, ha venido desarrollando desde el año 1979 el mejoramiento del cultivo de Champiñón (Agaricus bisporus), en busca de nuevos híbridos.
Durante la transmisión del programa Cultivando Patria, moderado por el ministro del Poder Popular para la Agricultura Productiva y Tierras (MinAgricultura), Wilmar Castro Soteldo, se mostró la manera de reproducción y tratamiento de este cultivo de la familia fingi y se evidenció la calidad en el manejo y la reproducción de este hongo.
En el cultivo moderno deben manejarse cuatro variables que son la temperatura, la humedad, dióxido de carbono (CO2) y la velocidad de circulación del aire, así es como se pueden obtener los altos rendimientos, destacó Gutiérrez.
“Normalmente, obtenemos 25 kilos (kg), por metro cuadrado por cosecha, y hacemos 6 cosechas al año. Es decir, 150 kg, promedios por metro cuadrado. Si lo extrapolamos a la hectárea sería 1 millón 500 mil kg que obtenemos en cada uno de los cuartos”, señaló el representante de Champiñones San Pedro S.A.
“Este es el cultivo del futuro” porque es la manera de producir una proteína de altísima calidad en muchísimos kilos y está dentro de los alimentos funcionales que ayudan a mantener la buena salud, resaltó Gutiérrez.
Indicó que para el cultivo de este organismo no se necesita de agroquímicos, por el contrario utilizan productos biológicos elaborados por ellos mismos a base de Neem y Orégano para el control de plagas; mientras que la cama o sustrato está constituida por soca de arroz, llena de Micelio, tierra común, fibra o aserrín de coco y carbonato de calcio, “se pasteuriza y al cabo de 35 días ya está en producción”.
Finalmente, el titular de la cartera agrícola, recalcó que para la reproducción del champiñón “no se pierde nada” pues una vez que se cosecha se refuerza el sustrato el cual soporta 3 nuevas siembras, luego se cambia, pero no se desecha, sino que se utiliza para abonar cultivos de plátano, papas o leguminosas gracias a sus nutrientes que impiden que el suelo se acidifique.