Por Arturo Tremont|Los programas sociales (Opinión)

Una y otra vez el presidente Nicolás Maduro ha manifestado que en cualquier circunstancia económica, continuará el desarrollo de los programas sociales.

Es una decisión justa y comprensible en la delicada situación que atraviesa el país. Sin embargo, es conveniente tomar algunas medidas que hagan realidad esas palabras.

No puede negarse que las ganancias de la industria petrolera han servido para aplicar la política social y apuntalar las acciones que permitieron saldar la deuda social. Los excedentes del Impuesto sobre la Renta, las ganancias de la Cantv, los Vebonos, PetroOrinoco para cancelar prestaciones sociales de profesores de educación media y universitaria, se cuentan entre las buenas iniciativas aplicadas en estos años.

Es importante la inmensa inversión destinada a viviendas populares. Aun con las críticas de algunos ingenieros y arquitectos, es impresionante ver los edificios de obra limpia en la Avenida Libertador y Sabana Grande entre otras zonas capitalinas, los cuales compiten con la construcción privada.

Hace algún tiempo el Gobierno Nacional decidió revisar las Misiones para hacerlas más orgánicas y eficaces. Al parecer esa idea quedó engavetada y ahora es el momento de ejecutarla. La revisión debe comenzar por saber si están cumpliendo el objetivo de su creación, si se solapa con otra de las mismas características, si atiende a las personas que acuden a sus oficinas.

Siempre hemos defendido lo establecido en la Ley de Servicios Sociales, la cual determina un organismo rector de previsión social. Ese organismo es el Instituto Nacional de Servicios Sociales, que en estos momentos lo han relegado a atender las instalaciones geriátricas y la alimentación de las personas allí amparadas.

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