Por Fernando Travieso

Las grandes empresas petroleras están acostumbradas a generar conflictos en los países con reservas de hidrocarburos líquidos y pasar desapercibidas, para después salir incólumes sobre la desgracia originada, y callar las voces disonantes, amenazando a los familiares de quienes se le oponen.

Sería interesante estudiar la posibilidad de crear un impuesto en función de los daños sufridos por su actuación, para resarcir a quienes en el país-objetivo han sido afectados, que en el caso venezolano, en función del interés colectivo, también podría emplearse los recursos para poner en condiciones óptimas la plataforma por donde sale el 70% de las exportaciones petroleras, la cual es objeto de una conspiración internacional.

Sus padrinos, todos lejos de quienes militan en la Revolución Bolivariana, no les servirán de nada, ante la conciencia de la clase trabajadora, que hará respetar los derechos de todos los venezolanos en la Asamblea Nacional Constituyente, siempre bajo la predica del presidente Hugo Chávez: “¡Unidad, Lucha, Batalla y Victoria!”.

Será el pueblo venezolano, empoderado de la capacidad de tomar las decisiones pertinentes, y con cabal entendimiento de quien propicia la desestabilización en Venezuela, quien le pondrá un “alto” a las pretensiones de las familias mas ricas y poderosas del mundo, de apropiarse de nuestras reservas petroleras, que además son los gestores de la desinversión en Pdvsa.

Las trabajadoras y los trabajadores petroleros sabrán tomar en su momento oportuno las acciones para responsabilizar a los que tras bastidores pretenden sacar provecho de lo que hoy enluta a un importante grupo de familias en la tierra del Libertador Simón Bolívar, y en caso necesario defender la Patria desde las propias sedes de quienes pretenden pasar desapercibidos.

La Constituyente es garantía de paz para todas las venezolanas y venezolanos, incluyendo a quienes por su incultura política son manipulados y usados como “carne de cañón”.

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