Tanto musulmanes como no musulmanes se reunieron el domingo en la plaza del Trocadero, en París (Francia), para exigir que el proyecto originalmente denominado “ley contra los separatismos” sea descartado por preocupaciones de que vulnere la libertad religiosa y convierta a todos los musulmanes en sospechosos potenciales.
La legislación, ahora llamada “proyecto de ley para fortalecer los valores republicanos”, fue presentada el año pasado por el presidente francés, Emmanuel Macron, supuestamente para acabar con lo que él llama “separatismo islámico” tras el asesinato en octubre pasado de un maestro de escuela por un adolescente musulmán de origen checheno.
El profesor francés enseñó a sus alumnos caricaturas del Profeta del Islam, el Hazrat Mohamad (la paz sea con él), publicadas en la revista satírica gala Charlie Hebdo, y luego fue asesinado por el checheno, de 18 años, en las inmediaciones de París.
Los manifestantes denunciaron que el Gobierno francés está apuntando a toda una comunidad debido a un solo acto delictivo. “No vale la pena atacar a toda una comunidad porque una persona hizo un acto horrible”, criticó una manifestante.
La protesta del domingo fue organizada colectivamente por varios grupos de activistas islámicos, antirracistas, izquierdistas, propalestinos, etc.
La islamofobia en Francia es una realidad. Las agresiones son más frecuentes contra los musulmanes que contra los que no lo son. La situación de los musulmanes franceses se degrada desde hace años y nadie ha hecho nada para evitarlo.
Diferentes países islámicos han advertido a las autoridades galas que están contribuyendo a la “incitación al odio” en el país europeo, especialmente por su posicionamiento respecto a la profanación al Profeta del Islam (P).