La oposición en Venezuela está dividida y su base desmoralizada, pues el chavismo logró una victoria contundente en la elección a la Asamblea Nacional Constituyente. El plan golpista del imperio fracasó momentáneamente. El ataque al Fuerte Paramacay fue un acto desesperado de quienes no han podido en más de 100 días de violencia fascista quebrar la cohesión de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana ni la unidad cívico-militar.
El chavismo arrebató la iniciativa política a sus adversarios. Si no sobrestima la ventaja obtenida, es razonable afirmar que puede acumular nuevas victorias tácticas conducentes a la postre al triunfo estratégico que tanto necesita, a romper con el equilibrio inestable que mantienen desde hace años las dos fuerzas en pugna. Por un lado, el imperialismo estadounidense y la oligarquía y derecha locales. Por otro, el pueblo venezolano con el apoyo de sus hermanos latino-caribeños, de las fuerzas populares en otras regiones y de potencias como China y Rusia.
Pero Venezuela nunca estuvo sometida a un cerco desestabilizador de la magnitud actual, incrementado a partir de la elección del 30 de julio. Ningún otro país en el mundo conoció una embestida igual de mentiras y calumnias a través de las redes digitales y de las tradicionales. Guerra feroz: mediática, económica y diplomática de Estados Unidos y sus gobiernos títeres, que busca derrocar al presidente legítimo Nicolás Maduro Moros y liquidar las conquistas de América Latina y el Caribe en la lucha por su unidad e integración.
Así lo valoró el martes 8, en Caracas, la VI Reunión Extraordinaria del Consejo Político de la Alternativa Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP), después de reconocer y felicitar al pueblo venezolano por la elección de la Asamblea Nacional Constituyente: “Reiteramos que las sanciones económicas de carácter unilateral impuestas contra el pueblo venezolano constituyen una clara violación del derecho internacional, de los derechos humanos y una inaceptable aplicación intervencionista que tiene como único objetivo afectar de manera directa al pueblo y Gobierno Bolivariano de Venezuela para conseguir con ello un cambio de régimen”. Añade: “Los enemigos históricos de la integración latinoamericana y caribeña han lanzado una guerra no convencional contra los pueblos que más la han defendido, cuyo único objetivo es destruir los avances alcanzados en la región, dividirnos e imponer nuevamente el modelo económico neoliberal para así poder dominar y controlar nuestras riquezas y someternos al control de los intereses transnacionales”.
Sigue diciendo: “La defensa de Venezuela y de su Revolución no es problema exclusivo de los venezolanos. Es causa que convoca a todos los que luchamos por la verdadera independencia en América Latina y el Caribe. En Venezuela se libra hoy la batalla de Ayacucho del siglo XXI”.
Lo suscribo. En Venezuela está en juego la segunda independencia de nuestra América. Una eventual derrota de la Revolución Bolivariana colocaría en grave peligro a Bolivia, Ecuador, Nicaragua, El Salvador, a los Estados insulares caribeños miembros del ALBA y a los movimientos populares de la región. Significaría, además, para Cuba, un rudo golpe, que llevarían a la intensificación de la hostilidad de Washington si fuera poca la actual del Gobierno de Trump. La reunión de Caracas, además de condenar el muro que se erige en la frontera norte de México “como una expresión de discriminación y rechazo a los migrantes de toda América Latina y el Caribe” y repudiar las deportaciones masivas de migrantes, expresó: “Reiteramos nuestro más firme rechazo a la política hacia Cuba anunciada por el gobierno de los Estados Unidos… que revierte avances alcanzados en los dos últimos años y constituye un retroceso en las relaciones entre ambos países y fortalece el injusto e ilegal bloqueo económico, comercial y financiero…”.
También se pronunció por establecer un diálogo constructivo y respetuoso para avanzar en la estabilidad política y económica de Venezuela y apoyó la iniciativa del Caricom para acompañar un diálogo entre el Gobierno y la oposición que busca la paz en el país.
Solo el irrestricto respeto a su soberanía por todos los países y organismo internacionales y a la vocación de diálogo y paz del chavismo puede evitar en Venezuela un recrudecimiento del conflicto, de consecuencias trágicas.
VENEZUELA RECHAZA INFORME DEL ALTO COMISIONADO DE DDHH DE LA ONU
La Cancillería de la República rechazó el informe emitido por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en el que asume una posición parcializada sobre los sucesos violentos perpetrados por la dirigencia opositora, que dejaron un saldo de más de 100 personas fallecidas, cientos de heridos y cuantiosas pérdidas materiales.
«La utilización de falsas noticias difundidas por inescrupulosos medios de comunicación, sin comprobación alguna, y el uso del doble rasero en materia de DDHH, nuevamente expresan una posición parcializada, vergonzosa y violatoria de la soberanía de Venezuela y del Derecho Internacional», reza el comunicado emitido ayer por la Cancillería.
El Gobierno Nacional realizará las gestiones diplomáticas para denunciar esta nueva agresión que trasgrede la soberanía del pueblo venezolano por carecer de probidad, imparcialidad que debe prevalecer en las actuaciones del Alto Comisionado para los Derechos Humanos.
A CONTINUACIÓN EL TRABAJO ÍNTEGRO:
La República Bolivariana de Venezuela repudia el seudo informe emitido por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre la situación de los DDHH en nuestro país que -nuevamente- incurre de manera consciente en la mentira, en señalamientos infundados, tendenciosos y la difusión de falsos supuestos sobre la realidad venezolana.
La instrumentalización de la Oficina del Alto Comisionado con fines políticos para agredir a Venezuela, desvirtuando los loables fines de esta instancia, se ha convertido lamentablemente en una penosa costumbre durante los últimos tiempos. La utilización de falsas noticias difundidas por inescrupulosos medios de comunicación, sin comprobación alguna, y el uso del doble rasero en materia de DDHH, nuevamente expresan una posición parcializada, vergonzosa y violatoria de la soberanía de Venezuela y del Derecho Internacional.
Es repudiable que la Oficina del Alto Comisionado insista en engañar abiertamente a la comunidad internacional acerca de los sucesos de violencia perpetrados por un sector de la oposición venezolana desde abril del presente año, haciendo caso omiso de la abundante, esclarecedora y fidedigna documentación que el Estado venezolano ha suministrado a esa Oficina, en la que se demuestra la responsabilidad de los dirigentes opositores en la organización, promoción y financiamiento de actos violentos que han arrojado un doloroso saldo de más de un centenar de personas fallecidas, miles de heridos e incontables daños y sufrimientos al pueblo venezolano.
Y es más grave aún que la Oficina del Alto Comisionado no exprese ninguna solidaridad con las víctimas de esta estrategia política violenta y criminal, cuyo único fin es derrocar al Gobierno legítimo de la República Bolivariana de Venezuela.
Es reprobable éticamente que el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, con base en un informe incompleto, no concluido oficialmente, basado en opiniones recogidas en entrevistas supuestamente hechas por un autodenominado «equipo de expertos» afirme la existencia de «violaciones masivas» a los DDHH y presente semejante patraña al mundo como conclusiones de la Organización de Naciones Unidas, comprometiendo así el buen nombre y la reputación de esta organización y sus Estados miembros.
Las espurias conclusiones del autodenominado «equipo de expertos de la ONU», avaladas por el Alto Comisionado, han lesionado seriamente la probidad, la imparcialidad, la equidad, la honradez y la buena fe que debe privar en las actuaciones de dicha Oficina, y representan un peligroso precedente para las Naciones Unidas.
Esto sucede a pocos días de la exitosa instalación de la soberana y legítima Asamblea Nacional Constituyente en Venezuela, y cuando la tranquilidad y el sosiego retorna a las calles, y cuando la oposición venezolana -tras el fracaso de esta arremetida violenta- anuncia su retorno al camino electoral y constitucional al decidir participar en las elecciones regionales del próximo 10 de diciembre.
La República Bolivariana expresa su absoluto desconocimiento de este documento ilegal utilizado para imponer una opinión basada en un enfoque ruin y parcializado por parte de la Oficina del Alto Comisionado, y realizará las gestiones diplomáticas a que hubiere lugar para denunciar esta nueva agresión contra nuestro pueblo y nuestro país, desde una instancia que debería servir con equilibrio y ponderación a la protección de los derechos humanos en el mundo.
La República Bolivariana de Venezuela -ahora inmersa en un proceso constituyente popular- ratifica su compromiso con la paz, la promoción del diálogo entre todos los sectores del país, la tolerancia política y el pleno respeto a los derechos humanos, condiciones esenciales para solventar los problemas que nos aquejan.
Texto/Ángel Guerra Cabrera
Foto/Archivo CO
Caracas