Con un foro cinematográfico en el Teatro César Rengifo, de la Universidad de Los Andes, inició ayer la semana de encuentro con los pueblos del sur de Mérida, organizado por la cooperativa de turismo comunitario Mucusur. En este estado, caracterizado por la formación y producción audiovisual, se planteó convertir esta región andina con sus bellos paisajes y aldeas rurales en un destino cinematográfico.
Para muestra un botón: se exhibieron el documental Los Nevados, de Freddy Siso; el largometraje Samuel, de César Lucena; el trabajo Medicina tradicional, de Libia Planas; el docudrama Diario de familia, de Xavier Larroque, así como el cortometraje Soja, de Gabriel Lacruz, y Elio Vs. El Ánima, del Consejo Popular de Comunicación El Molino.
Para Freddy Siso, la ética del cineasta debe prevalecer, pues cuando se habla de un destino cinematográfico se puede traducir en la explotación del lugar, sin dejar ningún beneficio en la comunidad: “Sé de cineastas que llegan a lugares y su comportamiento es más de mercenarios que de creadores”, explicó. Instó a aportar, a través del cine, a la construcción de la historia local y a preservar las tradiciones de estos pueblos.
UNA LUZ ESPECIAL PARA LA FOTOGRAFÍA
Durante su intervención, Gerard Uzcátegui, director de fotografía y cámara de Soja, Samuel, Panjea y Misterio en la laguna, dijo que los pueblos del sur cuentan con espacios tan particulares que “le ahorran a uno la mitad del trabajo”. Destacó que, producto del aislamiento, la gente y sus paisajes de montaña son especiales.
Resaltó que las casas con paredes de tapiales brindan una bella textura, y “quizás por el frío tienen pocas entradas de luz y hace que los espacios tengan iluminaciones puntuales” y, de hecho, “en algunas películas ni siquiera se iluminó, sino que se usó luz natural, como si el sitio se hubiera diseñado para la secuencia”. Por encontrarse en valles, explicó, se brindan perspectivas únicas para hacer cámara.
Xavier Larroque presentó la propuesta del Consejo Popular de Comunicación (CPC) El Molino, que busca hacer cine con la misma gente de las aldeas. Ya han producido más de 10 trabajos durante tres años. “Di un pequeño taller de cine en El Molino, a través del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía, pues la idea es que los pueblos tengan su propio equipo de realización, que produzcan desde sus propias miradas”.
Una de las integrantes del CPC El Molino, Adriana Rondón, de 16 años, dijo que a través de la producción audiovisual pueden hacer su propio cine, “dar a conocer al mundo nuestras historias”, dijo.
Renny Gómez, del CPC El Molino, explicó que esta iniciativo nació con Vive TV y Tatuy TV, pues la idea era llevar los medios audiovisuales a las comunidades rurales. “Nosotros fuimos el proyecto piloto y luego de nuestra experiencia se crearon 50 CPC en Venezuela”, detalló.