Puerto Cabello celebró con fervor la tradicional Bendición del Mar

Cientos de feligreses porteños celebraron, con fe y devoción, la tradicional Bendición del Mar este Domingo de Resurrección en el Malecón de Puerto Cabello, acto litúrgico que cada año se realiza en las costas venezolanas durante el asueto de Semana Santa.

La ceremonia contó con la presencia del alcalde del municipio, Juan Carlos Betancourt, la Primera Combatiente María Daniela de Betancourt, el tren ejecutivo de la Alcaldía de Puerto Cabello, miembros de instituciones y organismos que hacen vida en el municipio, quienes, acompañados por la feligresía porteña y visitantes, celebraron la tradición centenaria.

«Lleno de gozo hoy Domingo de Resurrección con esta tradicional misa que retomamos luego de dos años por motivo de la pandemia de la COVID-19. Sin embargo, este año se hizo esta hermosa eucaristía para todos los feligreses, las familias porteñas y para nuestros visitantes. Estoy muy feliz y emocionado de ver como esta tradición sigue con arraigo en nuestro municipio», expresó el mandatario local.

En horas de la mañana comenzó la sagrada eucaristía que fue oficiada por el obispo del municipio, Monseñor Saúl Figueroa Albornoz, quien bendijo las aguas porteñas y señaló que la Semana Mayor es un tiempo de amor y reflexión, que recuerda la muerte y resurrección de Jesús.

«La Bendición del Mar es una impresión de la resurrección de Cristo y de nuestra propia resurrección. En efecto, al bendecir el mar hacemos que el agua se convierta en signo del sacramento del bautismo, sacramento por el cual nosotros resucitamos’’, expresó.

Previo a la bendición de las aguas, el Obispo de Puerto Cabello aseguró que el mar es un recurso importante de la naturaleza, motivo por el que elevó oraciones al Santísimo por todas las personas e instituciones que dependen de él. Durante la sagrada eucaristía, un grupo de lancheros, pescadores y remolcadores rodearon la gabarra con sus embarcaciones para recibir la bendición, al finalizar la liturgia, simultáneamente hicieron sonar las sirenas.

Carabobo