Por Manuel López|Punto de no retorno (Opinión)

Volumen de producción versus precios ha estado presente en los debates de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) desde su fundación en 1960. Aunque se haya desinflado en momentos de precios altos, el debate se ha mantenido. Tal es el caso de la reunión del 17 de abril en Doha.

La diferencia con épocas pasadas de este debate es que ahora resulta imperioso para los países productores tener precios altos, porque sus presupuestos se fueron amoldando a la bonanza petrolera. Pese a este escenario adverso, hasta ahora no se ha llegado a un acuerdo de bajar la producción para subir los precios, precepto de la teoría económica de la oferta y demanda.

Países como Rusia y Venezuela han responsabilizado a los países miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), el grupo con mas poder de influencia dentro de la OPEP con Arabia Saudita a la cabeza, del fracaso de encuentro de Doha, Qatar, encuentro en el que participaron también naciones fuera de la organización.

El escenario que manejan los sauditas es que un precio por debajo de 40 dólares por barril producirá un descenso de la producción de los productores no OPEP equivalente a 700 mil barriles por día. Por encima de ese precio se estimularía el bombeo de hidrocarburos de lutitas (shale oil) en Estados Unidos, por lo que el descenso de la extracción estaría por los 200 mil barriles por día.

El giro en la reunión de Doha del ministro de Petróleo saudí, Ali al-Naimi, de no congelar la producción, según sus estimaciones, tiene el propósito de generar un equilibrio de la oferta y las demanda mundial de crudos a partir del tercer trimestre de este año y registrar, en el tercer trimestre de 2017, un déficit de suministro, lo que impactaría al alza en el precio de barril.

Lo que obvia el escenario de los sauditas es que a partir del aumento del precio, los productores de crudo no convencionales (con costos mas caro) retornarían al mercado y se volvería a generar un exceso de oferta sobre demanda.

Una especie de círculo vicioso, porque se llegaría al punto de inicio: precios bajos. ¿Será que con esta estrategia se busca dificultar a Irán recuperar su cuota de mercado, establecida por la OPEP en 3,8 millones de barriles diarios, y generar dificultades a Rusia y Venezuela, para cerrarle el paso a sus proyectos multipolares y pluricéntricos en desmedro de Estados Unidos?

Son probabilidades entre una abanico de escenarios, pero al final se podría estar jugando al punto de no retorno: precios altos del petróleo.

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