“Que mueran millones…”

POR: JIMMY LÓPEZ MORILLO

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La que ha sido una de las giras más ruines en la historia de nuestro país, la de Julio Borges, el muy bien llamado vampiro Antonio Ledezma y el no menos perverso Carlos Vecchio, tuvo un episodio esclarecedor –para quienes todavía pudieran albergar una mínima duda sobre la calaña de estos sujetos–, durante la visita efectuada a uno de sus protectores, el presidente español Mariano Rajoy, enemigo declarado de nuestra patria, como ellos.

Allí, se soltaron el moño y largaron la lengua, literalmente, ante quien es heredero de ese monárquico resentimiento contra nuestro país, por haberse sacudido hace un par de centurias del yugo de su fenecido imperio.

Ledezma, ante testigos, baboseó: «Si han de morir millones de los que se han quedado en Venezuela para restaurar la democracia, que mueran», todo esto dicho ante sus cómplices en ese peregrinar por el mundo insistiendo en la “necesidad” de incrementar las sanciones económicas, el brutal, criminal bloqueo financiero no contra el presidente de la República, Nicolás Maduro Moros y los integrantes de su gabinete, sino –léase y entiéndase bien– contra todas y todos los venezolanos.

En sus delirios, macerados en un exilio absolutamente dorado, conjugan invasiones con “ayudas humanitarias” destinadas al exterminio no solamente de los chavistas, de la Revolución Bolivariana, sino de los millones que pudieran atravesarse, considerándolos daños colaterales, solo por el hecho de haberse quedado en Venezuela.

Sin pudor, no ocultan ese sueño de ser investidos en Washington con la banda presidencial de nuestro país, para luego desembarcar de un portaviones yanqui a gobernar sobre las ruinas de la nación liberada por Bolívar y los próceres que lo acompañaron en la guerra de independencia.

No ha de extrañar que incluso –siguiendo el ejemplo del falso positivo montado por los gringos, ingleses y franceses para bombardear Siria–, también regaran la especie de que en La Vega, el 23 de Enero, Antímano, Petare, se esconden “armas químicas” para justificar la intervención de sus amos, como ya lo intentara otro prófugo, David Smolanski, el año pasado.

El problema para toda esta caterva de traidores a la patria, con su deambular por el mundo rogando que alguien les haga el favor, es el mismo de siempre, el de hace casi dos décadas: un pueblo que asumió el canto y el fuego libertario encendido en las manos de Hugo Chávez y sus muchachos, que llegó a Miraflores y superó incluso las traiciones del 11 de abril del 2002, para seguir construyendo su propio destino, la Patria Buena soñada por Alí Primera.

Es el mismo pueblo, sólido en sus convicciones, digno heredero del legado de Bolívar, de Chávez, dispuesto a continuar siendo libre y soberano, sin importar el asedio del imperio más criminal en la historia de la humanidad, ni los deseos y gestiones de seres tan despreciables como Borges, Ledezma y Vecchio, por solo mencionar un trío de ellos.

jimmylopezmorillo@gmail.com
Caracas