“El tono afable y dialogante de los venezolanos se va a recuperar a pesar de las diferencias”|Rafael Arráiz Lucca: “Hay que desmontar los prejuicios para que haya diálogo”

Venezolanos excepcionales es el último libro que el profesor, ensayista e historiador Rafael Arráiz Lucca ha puesto en la calle con Editorial Alfa. Pero si alguien que no fuese Arráiz Lucca escribiera un texto sobre los venezolanos excepcionales del siglo XX y del siglo XXI, debería comenzar por entrevistarlo a él, otro venezolano excepcional que ha dedicado buena parte de su esfuerzo a examinar la mentalidad de una época y a sus protagonistas.

Arráiz Lucca tuvo la oportunidad de que Arturo Uslar Pietri le concediera la última entrevista larga que proporcionó en su vida. Y también, de haber abierto el espacio para una polémica sobre Simón Bolívar alentada por el escritor y dramaturgo José Ignacio Cabrujas.

Estas son algunas de las piezas que reúne Venezolanos excepcionales para la historia: los juicios sin concesiones de Uslar Pietri, quien dijo que Rómulo Betancourt era un hombre “de mucha ambición y de mucha audacia”; que Rómulo Gallegos era “un hombre muy débil, muy perezoso mentalmente” y que Hugo Chávez hablaba “con una arrogancia y una suficiencia increíble”.

Pero el libro también acoge las opiniones de Cabrujas sobre el Libertador, que avivaron una encendida polémica en su época: “Bolívar era un alucinado, un desaforado, un delirante tapando su yo en todo momento para que nadie captara su intimidad”.

Venezolanos excepcionales recopila las conversaciones de Arráiz Lucca con Uslar Pietri, Ramón J. Velásquez, Domingo Maza Zavala, Jesús Soto, Carlos Cruz-Diez, Cabrujas, Eugenio Montejo, Luis Ugalde, Soledad Bravo y Hanni Ossott. En conversación con el Correo del Orinoco, Arráiz Lucca insiste en el diálogo más allá de las diferencias.

CON VENEZUELA EN EL CORAZÓN

-¿Qué hace excepcionales a quienes están incluidos en este libro?

-La calidad de su trabajo. Todos esos 10 personajes trabajaron duro y lograron la excelencia en lo que se proponían; prefiero decir la palabra excelencia a la palabra éxito, que me parece más esquiva, menos precisa. Todos los que están allí lograron cuotas de alta excelencia en sus trabajos y en lo que se proponían. Esa es la excepcionalidad de esos 10 personajes que están allí. Pueden estar muchísimos más, porque venezolanos excepcionales hay muchos, pero esa es una selección hecha de acuerdo con el editor.

-¿Son el reflejo de otra época? Es decir, ¿esos venezolanos excepcionales reflejan otra Venezuela?

-No, yo creo que en la actual Venezuela también hay venezolanos excepcionales, y muchos. No creo que la excepcionalidad, la excelencia en el trabajo sean un hecho del pasado, sino también del presente. Mi catastrofismo actual no llega a tanto. No, y además yo no soy catastrofista; soy casi que optimista profesional.

-¿Cuántos venezolanos quedaron por fuera?

-Ufff. Muchos quedaron: como 30, 40, por fuera. De verdad que muchas entrevistas anteriores que pudieran dar para otro tomo. Eso no está descartado, por supuesto.

-¿Podrían esos 30 o 40 estar en…

-En otro tomo que se pudiera hacer con criterios también combinatorios. Ahí hay políticos, pero hay artistas, hay poetas, hay economistas. Siempre la idea es que haya una versión multidisciplinaria de la venezolanidad y de gente que trabajó por el país desde distintos espacios profesionales.

-Habla de la venezolanidad. ¿Qué los hace representantes de esa venezolanidad?

-Que todos tienen a Venezuela en su corazón y en la raíz de su trabajo, incluso los que han desarrollado su obra fuera, que sería el caso de Cruz Diez y de Soto. Pero ves la obra de Soto y de Cruz Diez y son obras venezolanas. Cuando a Soto le preguntas de dónde viene el cinetismo suyo, el trabajo con la luz, el trabajo con el color, dice: “bueno, todo está en mi infancia, en Ciudad Bolívar, en Soledad”. Cruz Diez, por su parte, es un caraqueño típico. De modo que ellos se fueron a hacer su trabajo en París, en el caso de ellos dos, pero el trabajo es muy venezolano, porque uno lleva a Venezuela en la psique, y esa psique se va moldeando en la infancia, en la adolescencia. Y en el caso de ellos no solo pasaron la infancia y la adolescencia, sino la primera juventud acá.

REFLEJO DE LA VENEZOLANIDAD

-¿Qué es la venezolanidad? ¿Es la alpargata, el joropo? ¿Es la bandera?

-Yo creo que la venezolanidad en el siglo XX, porque todos estos personajes son del siglo XX, tiene mucho que ver con un país que creció demográficamente enormemente. No porque los venezolanos se reprodujeran enormemente, sino porque hubo unas oleadas migratorias muy grandes; una de las grandes definiciones de Venezuela en el siglo XX es que recibimos a millones de inmigrantes. Yo siempre les cito a mis alumnos una cifra: en 1958, cuando cae la dictadura militar de Pérez Jiménez, en Venezuela hay 7 millones de habitantes, de los cuales un millón y medio han llegado en los 15 años anteriores. Estás hablando de casi 20% de la población que ha llegado en los 15 años. Eso es único en América Latina. Esta es una singularidad venezolana, y los países de inmigrantes por lo general son países abiertos al extranjero, dados a la democracia. El ascenso social no viene dado por la pertenencia a familias o a estamentos sociales, sino por las habilidades profesionales. Si haces un retrato de la Venezuela de hoy en día, ¿quieres medir las actuaciones destacadas de la gente por el lado del gobierno? Bueno, mira la cantidad de apellidos sirios y árabes que hay. ¿Quieres medirla por el lado de los empresarios? Mira la cantidad de apellidos libaneses, italianos. Esto es muy importante en Venezuela y yo creo que es un punto muy a favor del país. El hecho de haber recibido tantos inmigrantes nos hace forzosamente tolerantes hacia el extraño, hacia el extranjero. Yo creo que eso forma parte de la venezolanidad…

-¿La tolerancia?

-La tolerancia al extranjero, al distinto; el recibir con los brazos abiertos al que está llegando. Creo que eso fue muy importante en la formación de nosotros como pueblo. Lo otro que creo que es importante en la venezolanidad del siglo XX, que hoy en día ha cambiado un poco, es que la mayoría de estos personajes nacieron en el interior y se vinieron a conquistar a Caracas. Eso ya hoy en día no es necesario que ocurra, y de hecho las ciudades que más han crecido proporcionalmente en los últimos años son Maracaibo, Valencia, Maracay, Barquisimeto y el eje Puerto La Cruz-Barcelona. Caracas es la de menos crecimiento de todas estas que te he dicho. Eso, ¿qué quiere decir? Que hay una gente que nace en sus ciudades y se queda ahí, porque ahí hay liceos, porque hay universidades.

-¿Esa es una venezolanidad caraqueña?

-Sí, fíjate, en Carlos Cruz Diez hay un rasgo de su personalidad, pero clarísimo, que es el humor. Ese humor caraqueño, de sobrellevar las cosas, risueño, con risas; que se arma una reunión en la casa y no falta, no pasa un minuto y alguien saca un cuatro, una guitarra, y aquello se convierte en una cantata con unos tragos, un vinito. Eso también ha definido la venezolanidad, pienso yo: el humor ha definido la manera de ser del venezolano de una manera muy clara.

RECUPERAR EL TONO DIALOGANTE

-¿Ha cambiado esa venezolanidad en el siglo XXI?

-Yo creo que sí, aunque en los últimos años se ha agriado un poco el tono de las relaciones entre los venezolanos; se ha agriado bastante. Fíjate, estos tres hombres (Carlos Cruz-Diez, Arturo Uslar Pietri y Jesús Soto retratados en la portada del libro) son de distintas procedencias sociales, y eran grandes amigos, y ahí no había ningún problema.

-Y de distintas posiciones políticas.

-Claro, porque tanto Soto como Cruz-Diez en sus orígenes fueron de izquierda -Uslar nunca fue de izquierda- y fueron amigos siempre. Ese tono se ha agriado en los últimos años, pero yo soy de los que cree que podemos recuperarlo y que se va a recuperar. Yo mantengo esa fe en que el tono afable y dialogante de los venezolanos se va a recuperar a pesar de las diferencias.

-¿Qué habría que hacer para recuperarlo? ¿Para que una foto como la que está en la portada del libro pudiese ser tomada ahora en el siglo XXI?

-Creo que, de parte y parte, hay que desmontar los prejuicios. Creo que si desmontamos los prejuicios, y nos acercamos a la gente sin prejuicios, las cosas van a fluir mucho mejor. Ahora, si yo funciono con etiquetas; si yo tengo la etiqueta de que Vanessa Davies es esto y aquello y lo de más allá, y me siento a dialogar contigo con ese prejuicio, pues no nos vamos a entender. Pero si yo me siento a dialogar contigo porque voy a escuchar qué dice Vanessa, las cosas van a resultar mucho mejor. La respuesta es: hay que desmontar los prejuicios para que haya diálogo.

Arráiz Lucca asegura no ser presa de ellos: “Yo tengo ya como 25 años bebiendo de las fuentes del budismo y del induismo…”

-No tiene prejuicios.

-Los tengo porque culturalmente venimos de ahí, pero si algo te enseña el budismo es que hay que acercarse a la realidad con ojos limpios, sin prejuicios. El prejuicio realmente es un problema muy serio para acercarse a la realidad. Yo estoy muy prevenido frente a eso y trato de acercarme a todo el mundo sin prejuicios, a escuchar lo que vienen a decir, y te llevas grandes sorpresas. Cuando estás dispuesto a escuchar te das cuenta de que el prejuicio que tenías era falso; que pensabas que alguien era de una manera y resulta que era de otra.

LO QUE DEJA EL DIÁLOGO

Las conversaciones con las 10 venezolanas y venezolanos excepcionales que recoge el libro le dejaron mucho a Arráiz Lucca. “A casi todos los entrevisté ya con sus vidas muy hechas”, relata, y los diálogos con ellos “me dejan sabiduría; me dejan una reflexión sobre el país, sobre Venezuela, sobre lo que fue vivir en Venezuela en el siglo XX y desarrollar unas tareas profesionales como las de ellos”.

No lo duda un momento: “Me dejaron muchas enseñanzas. Yo te diría que algunas entrevistas son lecciones de vida, prácticamente”.

-¿Por ejemplo?

-La de Cruz Diez. Es mucho más allá de lo que él dice sobre las artes plásticas. Es una manera de ver la vida, de estar en el mundo. Esa entrevista, en ese sentido, es central. La de Velásquez es una lectura de Venezuela desde la perspectiva de ese muchacho tachirense, de la frontera, que llega a Caracas y que conquista el país a lo largo de su vida.

Los juicios de Uslar Pietri sobre los presidentes no son totalmente compartidos por Arráiz Lucca. Por ejemplo, los que emite contra Gallegos y contra Rafael Caldera son, a su juicio, exagerados.

En cuanto a la polémica sobre Bolívar atizada por los comentarios de Cabrujas, admite que no la esperaba y que tampoco pensaba que había en ese momento “tanta sensibilidad en relación con Bolívar”. En el presente hay, en su criterio, “mucha gente muy bolivariana en los términos en que criticó Cabrujas al bolivarianismo; vuelve a estar como un bolivarianismo fundamentalista”. Es decir, la idea “de que Bolívar no se equivoca, que tiene la razón; que es una especie del Padre de la Patria o de Dios encarnado”.

Arráiz Lucca puntualiza que el bolivarianismo “no nace en estos términos con Chávez”, ya que “la Sociedad Bolivariana se funda mucho antes y la idea de que Bolívar es un ser infalible, intocable es una idea del siglo XIX alimentada durante el siglo XX”.

La entrevista con Cabrujas “le prendió la mecha a un debate pendiente”, con el interés adicional de que lo hizo, no un historiador, sino “un hombre de teatro, pero profundamente venezolano y un político como era José Ignacio Cabrujas”.

-¿Qué otro personaje habría que desmontar?

-A Bolívar hay que desmontarlo. Creo que Chávez es un personaje que comienza a ser revisado: sus aciertos y sus errores. ¿Cuáles son sus errores? ¿Cuáles son sus aciertos? Creo que ese proceso histórico está en marcha y hay que hacerlo, en la medida de lo posible, sin grandes pasiones. No hacer el análisis desde una perspectiva emocional, porque si lo hacemos así, nos equivocamos.

¿Y los del siglo XXI?

Si a Rafael Arráiz Lucca lo interrogan acerca de quiénes serían los venezolanos excepcionales del siglo XX -además de responder “qué pregunta tan difícil”- replicaría, sin lugar a dudas, que José Antonio Abreu, creador del Sistema de Orquestas.

También mencionaría a la escritora Ana Teresa Torres, a quien describe como “una de nuestras novelistas principales”. Igualmente, al poeta Rafael Cadenas -de quien quisiera saber cómo la obra de Jung y la cultura oriental lo habrían influenciado- y al director de orquesta Gustavo Dudamel. Y si se tratara, no de personas sino de obras, añadiría a Fe y Alegría.

TAMBIÉN DEL CHAVISMO

En el prólogo de Venezolanos excepcionales, Rafael Arráiz Lucca sostiene que “los violentos no dialogan” y alega que la conversación “es el ejercicio de paz por excelencia”. Con esa visión, afirma que le gustaría entrevistar a gente “que piense muy distinto a mí”, gente “de la izquierda chavista, por ejemplo”.

-¿A quién la gustaría entrevistar?

-A mí me gustaría entrevistar a Earle Herrera, por ejemplo; sería muy interesante ver qué es lo que piensa él. Me gustaría entrevistar a Jorge Giordani, que determinó tanto la política económica venezolana. Sería interesante entrevistar a Nelson Merentes. A José Vicente Rangel, un hombre que ha tenido tanta presencia en Venezuela durante tantos años, y que ha respaldado el proceso chavista. Otro hombre que me parece respetable y que me gustaría entrevistar sería Alí Rodríguez Araque, un hombre con sindéresis.

También agrega a la lista a Néstor Francia y a Roberto Hernández Montoya.

ASEGURA QUE LA POLÍTICA NACIONAL «ESTÁ DETERMINADA POR EL PRECIO DEL PETRÓLEO»

Desde hace unos cuatro años Rafael Arráiz Lucca investiga sobre la historia del petróleo en Venezuela. “Y el motivo por el que la estoy haciendo es porque vas a buscar una historia del petróleo y no existe. Existen estudios de periodos, entrevistas. La bibliografía petrolera venezolana es enorme, pero una historia que le diga a una persona ‘estos son los hechos desde La Alquitrana en el estado Táchira hasta el año 2015’, eso no existe”.

El hito de inicio sería La Alquitrana, en el siglo XIX. El de cierre, el de la culminación del estudio. El autor va a publicar este texto con Alfa.

-¿A qué conclusión llega -con base en lo que ha hecho hasta ahora- sobre esa historia del petróleo?

-Que toda la política venezolana, desde 1914 hasta nuestros días, está determinada por el precio del petróleo. Y que el proyecto nacional venezolano, que era convertir el petróleo en una fuente de riqueza que nos independizara del petróleo, no se logró. Lo que hemos logrado es depender cada vez más del petróleo. En eso el proyecto nacional no ha sido exitoso.

Lo lógico, argumenta Arráiz Lucca, “es que el petróleo nos hubiese permitido desarrollar una industria venezolana, y hoy en día estamos en una situación en la que estamos importando una parte muy grande de lo que nosotros consumimos, lo que quiere decir que no desarrollamos esa industria venezolana y que dependemos del petróleo cada vez más”.

T/ Vanessa Davies
F/ Héctor Rattia
Caracas

DIALOGAR SOBRE QUE? NEGOCIAR EL PODER POLITICO, DE LA IMPLEMENTACION DE UN MODELO NEO-LIBERAL EN LA ECONOMIA, SI EL MODELO ECONÓMICO ESTABLECIDO EN VENEZUELA, ES CAPITALISTA, DIALOGO SOBRE QUE?DESMANTELAR LAS MISIONES SOCIALES? SOBRE EL REPARTO DEL INGRESO PETROLERO Y FISCAL Y DARLE A LA DERECHA SU PARTE DEL TESORO PARA QUE SE SIGA TENIENDO COMO BOTIN? EXPLIQUEN DIALOGAR SOBRE QUE TEMAS ? NOMBRAR MINISTROS ESCUALIDOS PARA QUE GUISEN CON AVARICIA? O NOMBRAR A CAPRILES VICE PRESIDENTE? EL VENEZOLANISMO TIENE UN CARÁCTER NACIONALISTA NO PITYYANKEE, DARLE LOS DOLARES A LA BURGUESIA?. SOBRE QUE SE ESTABLECERÍA EL DIALOGO NI JV RANGEL DICE DIALOGO SOBRE QUE
TEMAS, ASUNTOS Y MATERIAS ,QUIEN RESPONDE?

  • No hay duda que lo que presenta esta persona que escribe forma parte de la venezolanidad pero vista de aquellos que son conocidos por haber jugado un rol público en la sociedad. Pero para mi la venezolanidad es una noción que puede ser mas extensa, e ir buscando lo que piensa esa mujer y hombre que no es conocida sino por su entorno, pero que todos los dias le da la esencia de su vida, ahi esta la venezolanidad, incluso con ese migrante que decidió quedarse en Venezuela. Seguir pensando que solo reflexiona y piensa un sector de la población y reflejarla siempre como los «representantes» de la venezolanidad para mi es ya un «prejuicio» y esto no es dialogante. Escribir sobre el conocido lo hace mas conocido. Escribir sobre aquel que «es anónimo» es escribir por todos y para todos, ya que podriamos estar cualquiera de nosotros que tambien sabemos decir que es Venezuela del siglo XX y del siglo XIX porque hemos vivido…

  • Estoy de acuerdo con el ilustre entrevistado, y, debemos comenzar por allí, es decir, por estudiar este tema: «Prejuicios de los Venezolanos», su orígen, prejuicios políticos, sociales, religiosos, económicos, etc