El expresidente de Ecuador, Rafael Correa, denuncia los ‘retrocesos’ en diferentes sectores en los once meses de Gobierno de Lenín Moreno y advierte de que la ira ‘popular’ que se está expresando en el país contra la gestión del presidente terminará por ‘explotar’.
En un contacto con los medios en Murcia (este de España), donde daba una conferencia sobre los retos de América Latina, Correa ha asegurado este miércoles que en Ecuador hay “retrocesos” en todos los aspectos, incluida una “rotura de derechos humanos”, porque “ya no hay ética ni políticos responsables” y en los últimos meses “se ha roto la Constitución”.
Como señal de la ira popular por la situación actual, que a su juicio terminará por “explotar”, el exmandatario ha hecho alusión a la marcha celebrada el martes por sus partidarios en Quito, la capital de Ecuador, a la que acudieron según sus cálculos unas 5000 personas para hacer patente su rechazo a la gestión de Moreno.
Respecto a la consulta popular celebrada en febrero y promovida por su sucesor, Correa ha asegurado que fue contraria a la Constitución por el tipo de preguntas a las que fueron sometidos los ecuatorianos. Entre ellas, estaba la imposibilidad legal de volver a postularse como jefe de Estado.
El exmandatario ha criticado que el Gobierno de Moreno esté obsesionado con hundirle a él y a sus partidarios y en calumniarle con sugerencias de corrupción en torno a su persona, y ha comentado con ironía que sobre él existen “más acusaciones que las que tuvo Al Capone”, el famoso gángster estadounidense de origen italiano detenido en 1931.
En cuanto a los asuntos de Iberoamérica, Correa ha comparado la situación de Brasil y Venezuela criticando el encarcelamiento del expresidente brasileño Luiz Inácio Lulada Silva, a quien han condenado a 12años y un mes de cárcel por delitos de corrupción y blanqueo de capitales.
“Si lo que le están haciendo a Lula da Silva hubiera sucedido en Venezuela, ese país ya estaría invadido, pero como se lo están haciendo a Lula no pasa nada”, ha censurado.
Moreno, antiguo aliado político de Correa, ganó las elecciones presidenciales con la promesa de mantener la política de bienestar social de su predecesor, pero desde que asumió el cargo ha puesto en práctica un enfoque pragmático que ha aumentado las tensiones. Correa ha acusado a su sucesor de hacer retroceder al país 20 años.