Rafael Majano: «Siempre mantengo una combinación de vidrio y metal»

Con 65 años a cuestas, pero con varias décadas dedicado a la artesanía, el larense Rafael Majano trabaja actualmente en vidrio termoformado y metal. El año pasado la Red de Arte presentó en Caracas la exposición «Frágiles y coloridos artrópodos», exaltación de la obra de este maestro.

Por sus manos han pasado infinidad de materiales como el metal, la madera, la arcilla y el vidrio. Además, sus trabajos en bambú le han valido reconocimientos nacionales e internacionales.

Explica algunos de sus secretos a la hora transformar sus piezas: «El metal es soldado con bronce o soldadura de arco y sumergido en ácido para que tenga un color producto de una reacción, posteriormente es barnizado; mientras el vidrio que utilizo es termoformado, siendo sometido a temperaturas de 850° grados centígrados, para que la pintura se fije al vidrio. Algunas piezas tienen aplicaciones de óleo en metal como mis chicharras, por ejemplo».

Recalca que ese trabajar metal con vidrio nos es común en el país: «No conozco a otro artista que haga el trabajo de metal y vidrio juntos permanentemente».

Hoy por hoy ha estado experimentando con diversos materiales y diseños, como los caballos en madera con óleo, alambre, metal y monedas. Majano recalca que no tenía idea «de lo que era la palabra artesanía, pero esto no me impidió adentrarme en materiales que son dúctiles de trabajar y de transformarlas en obras como mis Quijotes, por ejemplo».

También es muy reconocido por sus hermosos animales artrópodos; o en otras palabras, icónicas mariposas, grillos, libélulas, hormigas: «Me encantan porque hay una inmensa cantidad de insectos que puedes hacer en metal y vidrio.. Esta inclinación fue apareciendo porque los insectos llaman la atención en este mundo tan inmenso de vida que hay… Hay insectos que te pasan volando por el hueco de una aguja. Tienen sensores, observación. Es un reto para mí hacerlos. Es un mundo muy fantástico».

Cristofué

Sus Cristos también tienen mucha demanda, «porque hay una tradición de tener un Cristo en la casa, ya que representa para las personas como si Dios estuviera en tu morada. Son piezas elaboradas en metal y madera quemada».

Y hasta confecciona obras de utilidad como servilleteros, donde los laterales son en vidrio sostenidos por metal: «Siempre mantengo una combinación de vidrio y metal, donde el vidrio es la parte frágil y el metal la fuerte, mostrando un equilibrio entre lo frágil, lo dúctil y lo pesado. Considero que mis piezas son buscadas por su rareza. Casi siempre encuentras obras o de metal o de vidrio, no juntas, acompañadas en una sola unidad».

Entre otras obras que se pueden apreciar de su creación, según una entrevista realizada hace unos meses, «están las aves cuyos ojos son monedas que representan el deseo de solventar y superar adversidades económicas. El pájaro en sí representa la libertad que queremos de esta restricción que experimentamos. Las ruedas en vez de patas es como queremos que se resuelva la situación (sobre ruedas). El vidrio sobre el que se posa contiene los colores de nuestra bandera y la llave es la solución que estamos mentalizando».

Según la crítica de artes Marisela Velandia, «Majano ha venido incursionando en la investigación de la relación entre la pintura informal y las artes del fuego, aportando superficies ricas en cuanto a lo cromático. Desde el chorreado, logrando excelentes pátinas, que semejan la madera, combinándolos con la presencia del vidrio de raigambre prehispánica, de manera que se trata de una investigación y experimentación valedera fuera de lo común como en sus otras obras, con reminiscencias de tiempos remotos, idos pero de nuevo encontrados a partir de los encuentros contemporáneos. En Rafael Majano se siente la búsqueda alquímica, la transformación del elemento metal y del vidrio en obra de arte que se sustenta por si misma».

T/ Eduardo Chapellín
F/ Cortesía