El presidente del Gobierno español y del conservador Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, prometió este sábado actuar con mano firme si se acreditan las recientes denuncias de corrupción contra su agrupación.
Rajoy intentó así atenuar el nuevo escándalo que estremece al partido gobernante, a raíz de supuestos pagos no declarados a altos cargos del PP realizados por su extesorero Luis Bárcenas, imputado desde hace más de tres años en un sonado caso de corrupción.
Durante una reunión de los populares en la ciudad andaluza de Almería, el jefe del Ejecutivo ibérico negó estar al tanto de esas presuntas irregularidades, pero advirtió que no le temblará la mano si se llegan a demostrar en los tribunales.
«Si alguna vez tengo conocimiento de irregularidades o de conductas impropias que afecten a militantes de nuestro partido, no me temblará la mano porque es una de mis responsabilidades, y no la menor», remarcó el líder de la derecha española.
Responsable de las finanzas del PP durante casi tres décadas, Bárcenas dimitió en 2009, tras ser incriminado por el Tribunal Supremo en la llamada red Gürtel, trama corrupta que ese mismo año salpicó a altos dirigentes de la ahora agrupación en el poder.
El también exsenador volvió a los primeros planos de la actualidad política tras revelarse esta semana que dispuso de cuentas bancarias en Suiza, en las cuales llegó a acumular hasta 22 millones de euros, que fueron transferidos a otras entidades cuando fue procesado en el caso Gürtel por el entonces juez Baltasar Garzón.
Rajoy llamó a sus correligionarios a estar tranquilos, porque el partido, subrayó, siempre reaccionó con transparencia y rigor ante comportamientos irregulares.
En clara alusión a Bárcenas, el presidente del Gobierno recordó que «hay personas que estaban asumiendo unas responsabilidades y ahora ya no están en el partido», porque el PP, según su criterio, adoptó las responsabilidades políticas.
El asunto está en los tribunales y eso debe ser motivo de tranquilidad, concluyó.
Estos acontecimientos impactaron fuertemente en la opinión pública española, con un alto nivel de desafección hacia la clase política por una avalancha de casos de corrupción conocidos en los últimos meses, en un momento de profunda crisis económica, desempleo y duros recortes sociales.
Cientos de personas se concentraron la víspera en las cercanías de la sede del PP en Madrid para mostrar su indignación frente a los nuevos escándalos que involucran al partido de Rajoy.