Por Orángel Rivas|Rasgar el velo (Opinión)

El beneficio, la ganancia de los capitalistas, que el sistema de cuentas nacionales lo denomina el “excedente de explotación”, es producido por los trabajadores.

Su origen está en la plusvalía, que equivale a la cuota de parte de valor producido por el trabajo, que el dueño del capital, el burgués, se adueña. No es el patrono, el capital, la burguesía, las maquinarias las que generan la riqueza. Ella solo puede ser producida por el trabajo asalariado, no por el burgués dueño de la empresa.

Más bien se lo apropió, pero eso no aparece como un robo, sino como un beneficio obtenido por el empresario. Ello está legitimado por el sentido común, la cultura, por las leyes, las instituciones.

La ideología capitalista, la teoría económica aprendida, el mensaje de los medios de comunicación conciben como algo natural e inevitable que los empresarios, dueños del capital (medios de producción, depósitos en el sistema financiero, acciones en las empresas) den empleo a los trabajadores, los dominen y se apropien de la plusvalía.

La plusvalía; una vez realizada y convertida en excedente, está destinada a financiar la acumulación de capital, a través de las inversiones, el consumo de los capitalistas, el salario de los trabajadores improductivos y las importaciones. Ello nos indica lo fecundo del trabajo asalariado.

En consecuencia, solo habrá un genuino socialismo, una sociedad no capitalista, cuando el trabajo asalariado, controlado y explotado por el patrono sea sustituido por el trabajo independiente, como productor libre y asociado.

Hay un velo que oculta esa realidad del capitalismo, el reto es rasgarlo, para apartarlo de nuestra vista y descubrir que se esconde el poder de la clase obrera.

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Caracas